Quienes visitan la colegiata de Santa María y contemplan, junto a su pórtico, los testimonios de su evolución arquitectónica, como los sillares de la iglesia románica o el adarve de su etapa de iglesia fortaleza, posiblemente desconozcan cómo llegaron a descubrirse esos restos.
En aquel espacio se alzaba la llamada “casa
de la campanera”, completamente adosada al pórtico, en la que residía la
persona encargada de hacer sonar las campanas, a lo largo del día y en el
transcurso de determinadas ceremonias litúrgicas, que podía seguir asomándose
por un ventanuco situado en la cornisa de la nave central.
Cuando el Ayuntamiento procedió a su
derribo, la casa ya estaba abandonada, aunque seguía siendo una dependencia de
la iglesia. Cabe preguntarse entonces acerca de la razón que impulsó esa
actuación.
Resulta que, en el interior del pórtico
se encontraba la lápida dedicada a los borjanos caídos combatiendo en las filas
del bando nacional, en el transcurso de la Guerra Civil, junto con el nombre de
Antonio Lasa Vidaurreta, religioso asesinado y más tarde beatificado, algo que
siempre nos pareció sorprendente, pues no fue combatiente y hubo otros
religiosos asesinados que no aparecían en la lápida. La foto que reproducimos
corresponde a una reparación anterior al derribo.
Esa demolición fue justificada por el
entonces Alcalde para abrir el arco supuestamente cegado en el pórtico, aunque,
como le advertimos, nunca había existido dicho arco ya que, cuando se edificó
el actual pórtico ya existía la casa de la campanera. Pero, retirada la lápida,
objetivo muy anterior a leyes posteriores, se decidió seguir adelante.
El derribo permitió poner al
descubierto y restaurar los restos a los que anteriormente hicimos referencia.
En contra de la primera opinión, tendente a enlucir de yeso el muro,
aconsejamos utilizar ladrillo, como así se hizo.
Pero, como habíamos previsto, al
derribar el muro del pórtico se pudo comprobar que allí nunca había existido un
arco. Hubo dudas respecto a lo que convenía hacer y el arquitecto sugirió
construir un vano adintelado para que se diferenciara de los otros dos. Pero,
aunque ello implicara una “falsificación” sugerimos que, por el contrario, se asemejara a los otros dos y, por ello, fue rasgado dándole la forma de arco.
El resultado final fue el que muestra
esta imagen, en la que se ve cómo fue reproducido el arco (aunque la forma
semicircular no llegó a ser perfecta) e incluso fueron recreadas las pilastras
que lo flanquean. El presupuesto no daba para más y la base se hizo en piedra
artificial que es, quizás, lo más detonante.
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