Cerramos la serie dedicada a los personajes que están o estuvieron enterrados en el Panteón de Hombres Ilustres de Madrid, con la referencia de los restos del general Prim, exhumados para ser llevados a su ciudad natal: Reus.
Allí había nacido el 6 de diciembre de
1814, siendo hijo del notario Juan Pablo María Prim, que había sido capitán en
la Guerra de la Independencia y también participó como oficial en la I Guerra
Carlista.
El joven Juan Prim y Prats (19 años),
se alistó como soldado en la unidad que manda donde, inmediatamente, dio
muestras de un gran arrojo y valentía que le valieron el ascenso a oficial y el
inicio de una brillante carrera militar que, en distintas fases, le llevó a ser
nombrado Capitán General de Puerto Rico.
Pero el culmen de su gloria militar lo
alcanzó en la guerra de Marruecos, donde al frente de sus voluntarios
catalanes, se distinguió en numerosas acciones, entre las que destacan la
batalla de Castillejos que le valió ser creado marqués, con ese título por la
reina.
Junto a su brillante trayectoria militar,
la figura de Prim va unida a su compromiso político, como liberal y catalán,
que a pesar de su errática actuación en diversas ocasiones le convirtieron en
una figura decisiva como representante del sector progresista.
Su participación en la revolución de
1868, que depuso a Isabel II, propició su entrada en el Gobierno Provisional
como Ministro de Estado. Después desempeño la cartera de Guerra y fue nombrado
Presidente del Consejo de Ministros.
Fue Prim quien propició el nombramiento
de Amadeo de Saboya como Rey de España, pero poco antes de la llegada del nuevo
monarca, Prim fue objeto de un atentado en la calle del Turco, el 27 de
diciembre de 1870, cuando regresaba a su residencia desde el Congreso, muriendo
tres días después.
Tras este magnicidio, en el que
participaron doce personas, había una conspiración que nunca llegó a ser
explicada, aunque algunos opinaron que, tras ella, estaba el duque de Montpensier.
También se ha discutido sobre las causas reales de la muerte, dado que las heridas
que le fueron ocasionadas no eran mortales de necesidad. En Borja, el
periodista Francisco Pérez Abellán, defendió la teoría de que fue estrangulado,
como podía deducirse de la investigación efectuada sobre su cadáver, en la Universidad
Camilo José Cela, hipótesis descartada por otros expertos.
Sus restos fueron enterrados en la
basílica de Atocha y, posteriormente, trasladados al Panteón de Hombres Ilustres,
junto con los citados en días anteriores. Para acogerlos Plácido Zuloaga
(1834-1910) diseñó un mausoleo que, protegido por un fanal y rodeado por una
verja de hierro, ocupaba el centro de una de las pandas del panteón.
Zuloaga era un maestro del arte del damasquinado
y, para la realización del mausoleo, contó con la colaboración del escultor
francés Émile Hébert, autor de la figura yacente del general y de los medallones
y bajorrelieves que lo decoran.
Fue elaborado en Éibar y Sant Joan
Lohitzune, entre 1874 y 1875, con la participación de 32 artesanos. La urna,
cincelada en acero, lleva incrustaciones de plata y oro. Sobre ella, se
encuentra la estatua yacente del general, vestido de militar, con la cabeza
reposando en dos almohadas y portando una espada. Es de bronce, con un baño de
plata, al igual que los medallones (de cuatro militares romanos) y los relieves
que, en los laterales de la urna, representan la batalla de los Castillejos y
la entrada triunfal de Prim en Madrid, al frente de sus voluntarios. La única
inscripción que figura, al frente de la urna, es el apellido del ilustre
militar: Prim. Al otro lado, sus armas con el lema "Honor, valor y
lealtad".
En 1970, al cumplirse el centenario de
su muerte, la ciudad de Reus pidió el traslado de sus restos hasta su cementerio,
donde fue instalado el mausoleo, aunque sin el fanal de protección.
Ante el deterioro experimentado por su
exposición a la intemperie, en 2013 fue sometido a una profunda restauración y,
al año siguiente, instalado en un espacio acristalado a la entrada del
cementerio, donde ahora puede verse.
Por decreto de la Generalitat de
Catalunya, el mausoleo fue declarado “Bien Cultural de Interés Nacional”, por
ser “una de las obras más singulares de las artes decorativas del siglo XIX, de
estilo neoclásico”. Llamamos la atención acerca del adjetivo utilizado para
definir el bien, el mismo que, poco a poco, está vedado en el resto de España, donde
va siendo sustituido por el de “estatal”. Curioso…
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