viernes, 10 de mayo de 2024

El sepelio de don Juan Salvador Herrando

 

         D. Javier Bona, siempre atento con las cosas de Borja, su ciudad de nacimiento, nos ha remitido una interesante crónica del entierro de D. Juan Salvador Herrando, aparecida en el diario zaragozano La Alianza Aragonesa. Se trataba de un periódico vespertino, vinculado a la ideología del Partido Liberal de Sagasta, que fue fundado en 1882, siendo su primer número el del 15 de marzo de ese año.

 

         Desgraciadamente, no disponemos de imágenes de aquel gran personaje que fue D. Juan Salvador Herrando, aunque su recuerdo permanece vivo a través de los testimonios que comentaremos.

         Había nacido en Gallur, en 1823, aunque siempre se consideró borjano, pues la familia se estableció aquí cuando tenía escasos meses, al hacerse cargo su padre de una de las farmacias de la ciudad. En el inicio de su carrera logró obtener una posición muy desahogada como empresario vinculado a la construcción de los ferrocarriles portugueses. Cuando volvió a España se afilió al Partido Liberal y toda su trayectoria posterior se enmarcó dentro del ámbito de posiciones políticas que hoy consideraríamos de izquierdas.

         Tras el triunfo de la revolución de 1868, se presentó a las elecciones para Diputado en Cortes por la circunscripción de Borja, obteniendo la correspondiente Acta en las de 1871, abril de 1872, 1879, 1881 y 1886.

Fue un hombre muy querido en Borja pues apoyó siempre todas las iniciativas municipales. A él se debe la instalación del telégrafo, la construcción de las nuevas carreteras que entonces se hicieron y su intervención también fue decisiva para la creación del ferrocarril de Cortes a Borja. Por este motivo, cuando se inauguró aquel legendario tren, en 1889, se le dedicó la lápida que ahora se conserva en la Casa de Aguilar, a la que corresponde la foto anterior.

 

         Era gran amigo del ministro de Hacienda D. Juan Francisco Camacho que, en 1882, lo nombró Director General de Aduanas. Anteriormente, había desempeñado la Comisaría de Agricultura, Industria y Comercio de la provincia de Zaragoza, cargo del que dimitió en 1880. El retrato del ministro que reproducimos le fue realizado por el pintor Manuel Ojeda que, hubo un tiempo, en el que creímos que estaba relacionado con esta familia borjana, pero de tener algún vínculo sería remoto, por su nacimiento en Sevilla, de donde también procedía el primer Ojeda que llegó a nuestra ciudad.

 


Juan Salvador Herrando siempre mantuvo una relación personal con la ciudad, donde construyó una finca de recreo a la que dio el nombre de “La Casimira” pero que siempre fue conocida como la “Torre Herrando”, denominación que con gran acierto han conservado sus actuales propietarios.

 


Situada en el camino del Campo, destacaba el edificio en forma de castillo, rodeado de coníferas que aún subsisten. En la crónica de su entierro, que ha dado lugar a este artículo, se describe la finca como un oasis con “lagunas, fuentes, piscinas, montañas rusas, las frutas más exquisitas y cuantas comodidades se requieran".

En esa finca recibía, durante la temporada estival, a sus amigos y correligionarios, entre ellos el ministro Camacho, cuya presencia allí está documentada en el verano de 1886, pero que posiblemente le visitó en más ocasiones.

 

         Falleció el 26 de noviembre de 1891 en “sus posesiones” de Águilas (Murcia), pero había dispuesto que sus restos reposaran para siempre en “su ciudad querida”, donde había preparado ya su panteón. Para cumplir su voluntad se trasladaron hasta esa localidad sus sobrinos D. José Moreno y D. Pedro Escanilla, acompañados por su amigo el beneficiado D. José Abán.


         La amplia crónica que firmaba Julio Castro desde Borja, el 14 de junio, daba cuenta minuciosa del traslado de los restos y del funeral en la colegiata de Santa María. El ataúd viajó por tren y en Casetas le esperaban “comisiones y amigos de Zaragoza” entre los que se encontraban el barón de la Torre, los señores Fornés, Franco, Grassa, Aísa y Mayandía, así como el canónigo D. José María Prat.

         En Cortes, el féretro fue trasladado a nuestro pequeño ferrocarril y, en la estación de Borja, le esperaba “un gentío tan inmenso que obstruía la salida”. Tras el rezo de un responso, el “precioso ataúd de zinc” fue llevado a hombros hasta Santa María. Presidía el duelo en Alcalde de Borja D. Gerardo López Larraya, acompañado por los sobrinos. Les seguía un coche cubierto de coronas de flores, entre las que la crónica destaca la ofrecida por “por la servidumbre de su finca”. En el funeral cantó “el joven tenor D. Domingo Peña”, del que nos ocupamos en nuestro Diccionario Biográfico.

 

         Al finalizar el funeral, fue llevado a hombros hasta el cementerio de Borja, siendo enterrado en el panteón que la crónica describe de la siguiente forma:

         “Una verdadera obra de arte que por sí bastaría para acreditar a los tan modestos cuan notables escultores Rico y Ruiz. Del orden griego puro, tiene cuatro departamentos, con una cruz de sudario alzada, coronas copias de flores naturales, jarrones con colgantes de las mismas y la templeta de cuatro columnas con capitales y alegorías”.

         Con esos datos creemos que se trata del panteón que reproduce esta foto, del que ignorábamos a quién pertenecía, entre otras razones porque no tiene inscripción. Comoquiera que lo mandó construir en vida, es posible que dejara la inscripción pendiente para el momento de su fallecimiento y nunca se llevó a grabar. En cualquier caso, al saber con certeza que fue enterrado aquí, su nombre pasa a engrosar la relación de personajes ilustres que reposan en nuestro cementerio, en donde sería conveniente señalizar esas tumbas y editar el folleto que hace tiempo preparamos.


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