D. Javier Bona, siempre atento con las cosas de Borja, su ciudad de nacimiento, nos ha remitido una interesante crónica del entierro de D. Juan Salvador Herrando, aparecida en el diario zaragozano La Alianza Aragonesa. Se trataba de un periódico vespertino, vinculado a la ideología del Partido Liberal de Sagasta, que fue fundado en 1882, siendo su primer número el del 15 de marzo de ese año.
Desgraciadamente, no disponemos de
imágenes de aquel gran personaje que fue D. Juan Salvador Herrando, aunque su
recuerdo permanece vivo a través de los testimonios que comentaremos.
Había nacido en Gallur, en 1823, aunque
siempre se consideró borjano, pues la familia se estableció aquí cuando tenía
escasos meses, al hacerse cargo su padre de una de las farmacias de la ciudad.
En el inicio de su carrera logró obtener una posición muy desahogada como
empresario vinculado a la construcción de los ferrocarriles portugueses. Cuando
volvió a España se afilió al Partido Liberal y toda su trayectoria posterior se
enmarcó dentro del ámbito de posiciones políticas que hoy consideraríamos de
izquierdas.
Tras el triunfo de la revolución de
1868, se presentó a las elecciones para Diputado en Cortes por la
circunscripción de Borja, obteniendo la correspondiente Acta en las de 1871,
abril de 1872, 1879, 1881 y 1886.
Fue un hombre muy querido en Borja pues apoyó siempre todas
las iniciativas municipales. A él se debe la instalación del telégrafo, la
construcción de las nuevas carreteras que entonces se hicieron y su
intervención también fue decisiva para la creación del ferrocarril de Cortes a
Borja. Por este motivo, cuando se inauguró aquel legendario tren, en 1889, se
le dedicó la lápida que ahora se conserva en la Casa de Aguilar, a la que
corresponde la foto anterior.
Era gran amigo del ministro de Hacienda
D. Juan Francisco Camacho que, en 1882, lo nombró Director General de Aduanas. Anteriormente,
había desempeñado la Comisaría de Agricultura, Industria y Comercio de la
provincia de Zaragoza, cargo del que dimitió en 1880. El retrato del ministro
que reproducimos le fue realizado por el pintor Manuel Ojeda que, hubo un tiempo,
en el que creímos que estaba relacionado con esta familia borjana, pero de tener
algún vínculo sería remoto, por su nacimiento en Sevilla, de donde también procedía
el primer Ojeda que llegó a nuestra ciudad.
Juan Salvador Herrando siempre mantuvo una relación personal
con la ciudad, donde construyó una finca de recreo a la que dio el nombre de
“La Casimira” pero que siempre fue conocida como la “Torre Herrando”, denominación
que con gran acierto han conservado sus actuales propietarios.
Situada en el camino del Campo, destacaba el edificio en
forma de castillo, rodeado de coníferas que aún subsisten. En la crónica de su
entierro, que ha dado lugar a este artículo, se describe la finca como un oasis
con “lagunas, fuentes, piscinas, montañas rusas, las frutas más exquisitas y
cuantas comodidades se requieran".
En esa finca recibía, durante la temporada estival, a sus amigos
y correligionarios, entre ellos el ministro Camacho, cuya presencia allí está
documentada en el verano de 1886, pero que posiblemente le visitó en más ocasiones.
Falleció el 26 de noviembre de 1891 en “sus
posesiones” de Águilas (Murcia), pero había dispuesto que sus restos reposaran
para siempre en “su ciudad querida”, donde había preparado ya su panteón. Para
cumplir su voluntad se trasladaron hasta esa localidad sus sobrinos D. José
Moreno y D. Pedro Escanilla, acompañados por su amigo el beneficiado D. José Abán.
La amplia crónica que firmaba Julio
Castro desde Borja, el 14 de junio, daba cuenta minuciosa del traslado de los
restos y del funeral en la colegiata de Santa María. El ataúd viajó por tren y en
Casetas le esperaban “comisiones y amigos de Zaragoza” entre los que se
encontraban el barón de la Torre, los señores Fornés, Franco, Grassa, Aísa y
Mayandía, así como el canónigo D. José María Prat.
En Cortes, el féretro fue trasladado a
nuestro pequeño ferrocarril y, en la estación de Borja, le esperaba “un gentío
tan inmenso que obstruía la salida”. Tras el rezo de un responso, el “precioso
ataúd de zinc” fue llevado a hombros hasta Santa María. Presidía el duelo en
Alcalde de Borja D. Gerardo López Larraya, acompañado por los sobrinos. Les
seguía un coche cubierto de coronas de flores, entre las que la crónica destaca
la ofrecida por “por la servidumbre de su finca”. En el funeral cantó “el joven
tenor D. Domingo Peña”, del que nos ocupamos en nuestro Diccionario
Biográfico.
Al finalizar el funeral, fue llevado a
hombros hasta el cementerio de Borja, siendo enterrado en el panteón que la
crónica describe de la siguiente forma:
“Una verdadera obra de arte que por sí
bastaría para acreditar a los tan modestos cuan notables escultores Rico y
Ruiz. Del orden griego puro, tiene cuatro departamentos, con una cruz de
sudario alzada, coronas copias de flores naturales, jarrones con colgantes de
las mismas y la templeta de cuatro columnas con capitales y alegorías”.
Con esos datos creemos que se trata del
panteón que reproduce esta foto, del que ignorábamos a quién pertenecía, entre
otras razones porque no tiene inscripción. Comoquiera que lo mandó construir en
vida, es posible que dejara la inscripción pendiente para el momento de su
fallecimiento y nunca se llevó a grabar. En cualquier caso, al saber con
certeza que fue enterrado aquí, su nombre pasa a engrosar la relación de
personajes ilustres que reposan en nuestro cementerio, en donde sería
conveniente señalizar esas tumbas y editar el folleto que hace tiempo
preparamos.
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