jueves, 6 de junio de 2024

Sobre un supuesto morisco de Ambel

 

         El 6 de junio de 1532 nació en Caserta (Italia) el cardenal Giulio Antonio Santorio, al cual algunos autores atribuyen la redacción del llamado “Evangelio de Bernabé”, como venganza por no haber sido elegido Papa en 1592.

 

         De este supuesto evangelio se conocía una versión en italiana que nada tenía que ver con otro “Evangelio de Bernabé” desaparecido, del que se tenía noticias desde el siglo VI, por haber sido citado en el Decreto Gelasiano de libros aprobados y no aprobados.

         El que nos ocupa parece haber sido redactado en el siglo XVI consta de 222 capítulos y ofrece una visión de la figura de Cristo radicalmente opuesta a la de los evangelios canónicos, dado que en ella aparece como un simple profeta, que anuncia la llegada de Mahoma, como auténtico mesías que finalizará el proceso de la revelación de Dios a los hombres. No solo niega la divinidad de Cristo, sino que incluso afirma que quien murió en la cruz fue Judas.

 

         En 1976 fue encontrada en Australia una versión incompleta del mismo, escrita en castellano, con una introducción en la que se atribuye su traducción a Mustafá de Aranda, un morisco natural de Ambel y residente en Estambul. Esta es la razón por la que lo comentamos hoy.

         Naturalmente, la propia existencia de ese morisco y la del bibliotecario del Papa “Fray Marino” que fue quien descubrió el evangelio, tras lo que se convirtió al Islam, deben ser cuestionadas, pero el intento de síntesis entre el Cristianismo y el Islam, ha sugerido la posibilidad de que la creación de ese texto tuviera clara intencionalidad de defensa por parte de las comunidades de moriscos granadinos, cuando se sintieron perseguidos, estableciéndose un posible nexo con los famosos plomos del Sacromonte, falsificados también en esa misma época.

         Lo cierto es que el texto tuvo una amplia difusión entre las comunidades moriscas establecidas en el norte de África y, en nuestros días, ha sido utilizado por los más radicales islamistas como prueba de la supremacía de su religión frente a la fe cristiana.

 

         Aunque, sobre su origen y finalidad, existen numerosas teorías, comoquiera que algunos, como el Prof. Wiegers, de la universidad de Leiden, han defendido la autoría de ese morisco de Ambel, hemos querido recordarlo hoy dada la curiosidad del nexo existente entre esa villa y esta compleja disputa que sigue despertando gran interés actualmente, como lo prueban los diversos estudios publicados.


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