Cuando existía en España el Servicio Militar Obligatorio, había un día especialmente señalado para los llamados a filas, los “quintos”, cuando eran tallados en los respectivos ayuntamientos, dando lugar a una celebración que, en cada lugar, tenía características diferentes pero que, en definitiva, venía a constituir el paso a la mayoría de edad, fijada inicialmente en los 21 años y luego en los 18. Basta ver esta imagen de los quintos del 88 para darse cuenta del carácter “formal” que tenía la fiesta.
Pero, cuando por
un Real Decreto de 9 de marzo de 2001 aprobado por el Consejo de Ministros que
presidía D. José María Aznar, los quintos dejaron de existir, ese “rito” de
paso se mantuvo en muchos lugares, aunque los jóvenes (chicos y chicas),
desconocedores de su significado y de la importancia de resaltar el año de su
mayoría de edad, comenzaron a numerarse con el de su nacimiento que nada quiere
decir. Por eso, los “quintos del 06”, que el pasado fin de semana celebraron su
fiesta, hubieran sido los “quintos del 2024” porque mucha más trascendencia tendría
para ellos el año de su mayoría de edad (a los 18 años) que aquel en que
nacieron, salvando las lógicas distancias.
Pero estas
nuevas celebraciones en las que los componentes de cada “quinta” se identificaban
con camisetas de diferente color, eran recibidos por las autoridades, que les
imponía un pañuelo e incluso firmaban el Libro de Honor, adquirieron pronto un
matiz muy alejado de la “seriedad” de antaño y las pintadas en fachadas,
incluso de monumentos, se convirtieron en algo habitual, obligando a la Brigada
Municipal a realizar el esfuerzo de limpiarlas con posterioridad. Hubo un año
en el que la plaza del Mercado resultó seriamente afectada, pero, en esa
ocasión, se obligó a los quintos a colaborar en su limpieza.
Ahora se ha
puesto de moda colocar pegatinas con el logo de la quinta en los más diversos
lugares. Este fin de semana, han cubierto las señales indicadoras y la propia
fuente de las Canales.
Las hemos visto
también en edificios privados y hasta en monumentos declarados BIC, como la
fachada del convento de la Concepción. Es cierto que el daño ocasionado es
menor que si se tratara de pintadas, pero comoquiera que las pegatinas no suelen
ser retiradas (es laborioso el hacerlo), aún pueden verse las de años
anteriores en los más insólitos lugares.
Creemos, por lo
tanto, que siendo los autores de esas acciones perfectamente identificables,
deberían ser requeridos para que retiraran todo ese conjunto de pegatinas,
transcurrida ya su “fiesta” y, en ocasiones posteriores, habría que notificarles
la inconveniencia de esta práctica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario