El 8 de septiembre de 1645 nació en Borja fray Juan de Ainzón y Pallarés. Era hijo de Juan de Ainzón y de María Pallares, ambos naturales de nuestra ciudad. Tomó el hábito en el convento de Predicadores de Zaragoza el 20 de mayo de 1663. En el libro de ingresos del citado convento se anotó la ropa que había traído, que nos sirve como testimonio del humilde vestuario de un joven de la época: “capa de paño frailesco, calzón y ropilla de paño medio raído, camisa de cáñamo, jubón de picote con mangas negras muy raído, sombrero, valona, y medias blancas”. Debió morir pronto, pues así se hace constar en una nota marginal.
El 8 de septiembre de 1676 fue bautizado en Borja Juan Manuel Gómez, hijo de Miguel Gómez y María Sartaguda. En 1684 era infantillo de la colegiata de Santa María, donde adquirió su formación musical. Era un muchacho despierto que, en 1690, marchó a Zaragoza para cursar los estudios eclesiásticos, entregándole el cabildo borjano, como aportación extraordinaria, un año de sueldo por “lo mucho que había servido en la iglesia”.
Desempeñó una plaza de
músico en la catedral de Teruel y el 1 de julio de 1701 fue nombrado Maestro de
Capilla de la colegiata de Borja. Aquí tuvo algunos problemas, enfrentándose
con varios miembros de la capilla, por lo que el 4 de enero de 1704 fue
despedido “por haber sido desatento con los demás músicos y no tener atención a
su puesto”. Aunque fue readmitido siete días después, el incidente le afectó
mucho y el 23 de ese mismo decidió marcharse “para irse a Roma”.
El 8 de septiembre de 1898 nació en Borja D. Mariano Tejero Cavero, hijo de
Simeón Tejero y de Marcelina Cavero, esta última natural de Pozuelo de Aragón.
Inició su formación musical en el coro de infantes de la antigua colegiata de
Borja, bajo la tutela de D. Ángel Pereda Matud.
En el seminario de
Tarazona cursó la carrera eclesiástica, siendo ordenado sacerdote el 21 de
septiembre de 1921. Ejerció su ministerio pastoral en Calcena y, con motivo de
la guerra de África fue movilizado para servir como capellán del Regimiento de
Aragón. Al término de la contienda fue nombrado coadjutor de la parroquia de
San Miguel de Tarazona.
En 1925 se presentó a la
oposición para optar a la plaza de tenor de la catedral de Tuy, superando las
pruebas y siendo nombrado beneficiado tenor de la misma. Dos años después pasó
a la catedral metropolitana de Santiago de Compostela. En esa ciudad discurrió
el resto de su vida, donde su carácter jovial le hizo rodearse de numerosos
amigos y granjearse el cariño de toda la población.
Desarrolló una intensa
actividad musical, tanto en la catedral como al frente del coro que creó en el
hospital de San Cayetano. Así mismo era requerido para cantar en las fiestas
patronales de muchas localidades gallegas. Nunca perdió el contacto con su
ciudad natal, donde solía pasar la temporada de verano y a la que se desplazaba
siempre durante la fiesta de San Antón, del que era muy devota su familia.
Falleció en Santiago de Compostela el 19 de marzo de 1950, constituyendo su
entierro una gran manifestación de duelo, siendo llevado el féretro a hombros
hasta la catedral. Años más tarde sus restos fueron trasladados al cementerio
de Borja donde reposan en la actualidad.
El 8 de
septiembre de 1926 nació en Borja el hermano
Mariano Ferrández Sánchez S. J. Dotado de una especial inteligencia y
habilidad manual, destacó por su profunda religiosidad, forjada en el seno de
la Congregación Mariana. El 26 de marzo de 1959 ingresó como hermano coadjutor
en la Compañía de Jesús y, tras realizar los dos años de noviciado en Loyola,
continuó en esa casa para aprender el oficio de cocinero. Entre 1954 y 1963
estuvo destinado en el colegio de Javier, de donde pasó a la residencia de
Valencia y, en 1969, fue enviado a la de “San Jorge” de Zaragoza, donde estuvo
tres años.
Pero, sin duda, una de
las etapas más importantes de su vida fue la vinculada al colegio Nazaret de
Alicante, en el que se atendía a niños marginados. El hermano Ferrández se
multiplicaba en los numerosos oficios que dominaba. Cocinero, pero también jardinero,
albañil y fontanero, su capacidad para aprender y transmitir sus conocimientos
hizo que le nombraran maestro de taller.
Estando en Alicante
conoció el Rusc, un hogar para disminuidos psíquicos en Tordera (Girona) que
visitaba todos los veranos, facilitándoles ayuda de todo tipo. Su contacto con
ese mundo, le impulsó a denunciar las pésimas condiciones en las que se encontraban
los enfermos de una residencia situada en El Vergel (Alicante), logrando que
fuera cerrada y los residentes trasladados a otra que fue creada en un edificio
de la Diputación Provincial. Volvió a Zaragoza en 1987, como sacristán de la
iglesia del Sagrado Corazón y, en 1992, fue destinado al colegio del Salvador,
aunque todos los días iba a “su iglesia”, hasta que fue clausurada.
Ya retirado, comenzó a
desarrollar su pasión como belenista, logrando realizar auténticas obras de
arte, muchas de las cuales mostró en la exposición que todas las Navidades se
instalaba en el convento de la Concepción de Borja, donde aún se conserva un belén
que reproduce a tamaño natural una cocina aragonesa. Entre las múltiples
facetas de su personalidad, destacaba su capacidad para los idiomas, hablando
correctamente el euskera, el catalán y el valenciano, siempre con el acento
propio de cada zona, lo que sorprendía a quienes le escuchaban. Tras una larga
enfermedad, falleció en Zaragoza.
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