Desde hace tiempo Dª. Pilar Carreño Jiménez viene investigando sobre la ilustre familia borjana de los Alberite, impulsada por el hecho de que su hijo es una de las escasas personas que, en España, conservan ese apellido.
Los Alberite tenían su casa solariega
en la calle de Goya que, anteriormente, llevó su nombre. El palacio fue después
de los Sánchez del Río y, en la actualidad, pertenece a la familia
Ojeda-Castellot.
Dª. Pilar Carreño está preparando un
artículo para Cuadernos de Estudios Borjanos, sobre la historia de los
Alberite, pero hoy nos ha querido recordar que, el 19 de septiembre de 1468, Dª
María Gil de Agreda realizó testamento, ante el notario borjano Juan de
Valsorga, sobre sus bienes, cuyo documento ha localizado y en el que se aportan
datos interesantes, algunos de los cuales constituyen una incógnita por
descifrar.
Dª María Gil de Agreda es viuda de Antón
de Alberite, tatarabuelo de Antón de Alberite y Erla, y en la fecha en la que
se otorga Testamento, Dª María ya es viuda. En él pedía ser enterrada en el cementerio
de la Iglesia de San Miguel, donde también estaba enterrado su marido Antón de
Alberite que había muerto intestado.
A ese testamento añadió después tres codicilos,
el último el último de los cuales lleva fecha de 7 de noviembre de 1468, por lo
que hemos de suponer que debió fallecer en una fecha próxima.
Reparte la legitima entre los hijos
varones que tuvo el matrimonio: Juan, Antón, Pedro y Miguel. Pero quizá lo más
interesante es la referencia expresa que hace Dª María sobre su hijo Antón: «deja
de gracia especial a Juan de Alberite, su hijo, un majuelo, una cuba de vino de
cincuenta cargas? que está en las casas de su habitación, un huerto, xxxx otros
bienes muebles; los cuales vienes le deja con condición que si su hijo Antón de
Alberite vuelve a Borja perdonado por el Rey se los relegue»
¿Qué sucedió para que el Rey, Juan II de
Aragón, desterrase a Antón de Alberite? ¿Quizá algún asunto relacionado con la
deposición de Alfonso de Samper como alcaide del castillo de Borja, cuya
familia había ejercido como alcaide del mismo durante más de un siglo? ¿O quizá
estaba relacionado con el privilegio que, en 1461, el rey Juan II de Aragón
concedió al concejo de cristianos de Borja? De momento no tenemos la respuesta
exacta.
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