El cardenal D. Vicente Casanova y Marzol vino al mundo en esta sencilla casa de la plaza del Olmo de Borja, razón por la cual, cuando fue consagrado como obispo de Almería, le fue dedicada la plaza al mismo tiempo que era nombrado “Hijo Predilecto” de la ciudad.
Al ver ayer un
cartel de “Se vende” en la segunda planta del edificio, creímos que estaba en
venta toda la casa. Nos informaron después que solo lo está uno de los tres
pisos en los que está dividido. Por otra parte, no hemos llegado a saber si, en
el momento del nacimiento del cardenal, la casa contigua estaba unida o ya
había sido segregada.
Todo ello viene
determinado por el hecho de que, tras ser retirado el nombre del ilustre purpurado
del callejero borjano, a nadie se le haya ocurrido recordar su figura con una
placa en esa casa en la que nació. Se ha hecho con otros personajes,
eclesiásticos y laicos, y el cardenal bien lo merecería.
Que toda la casa
se convirtiera en un espacio para su recuerdo, aún sería más interesante. Pero
lo que, en otros lugares, se intentaría lograr es difícil que ni siquiera
llegue a plantearse en nuestra ciudad.
Ayer, la
parroquia de Borja recordó a sus antiguos feligreses, ya proclamados beatos y a
los que se encuentran en el camino de serlo. Una de ellos es la beata Madre
Isabel Lacaba Andía, de la que se conserva la casa en que nación. Está ubicada
en la Planilla y, cuando fue beatificada, publicamos esta imagen de la misma,
recordando que había sido abandonada (tras restaurarla parcialmente) por su
propietario que, al parecer, había regresado al norte de África. Ignoramos cuál
es su situación actual, pero intentaremos conocerla, dado que podría ser otro
lugar de recuerdo, en este caso dedicado a una mártir borjana.
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