lunes, 11 de noviembre de 2024

Grabado de Salesa a partir de una obra de Mengs

 

         Hace unos días iniciamos una serie de artículos dedicados a recordar las obras que del gran artista borjano Buenaventura Salesa se conservan en Borja. Ya mencionamos el retrato de Fernando VII, del Salón de Reyes de la Casa Consistorial y el primer grabado con las armas de la ciudad que conserva el Centro de Estudios Borjanos, junto con las dos ediciones de la obra de sobre la Vida de Marco Tulio Cicerón, ilustrada con numerosos grabados de Salesa.

Pero, merced al esfuerzo realizado por nuestro Presidente, pudo conseguirse el autorretrato del propio pintor y una importante serie de obras que constituye un conjunto sin parangón en otras bibliotecas y museos. Hoy mostramos el importante grabado realizado por el italiano Giovanni Volpato (1735-1803), a partir de un dibujo de Salesa.

 

         El tema reproducido es una de las obras más destacadas del pintor Rafael Mengs, titulada “Christo espirante en la Cruz”, también conocida como “El Descendimiento”. Fue realizada por encargo de Carlos III para el Palacio Real de Madrid.

         En 1924, por deseo de Alfonso XIII, este lienzo y otro que representaba al “Padre Eterno”, fueron enviadas al Palacio Real de Pedralbes en Barcelona, para decorar su capilla. Allí permanecieron hasta 2006 en que fueron trasladadas al Museo Nacional de Arte de Catalunya, pero comoquiera que se trataba de dos obras del Patrimonio Nacional, en enero de 2015 volvieron al Palacio Real de Madrid.

 

         En la realización del grabado que acabamos de adquirir tuvo una influencia decisiva el aragonés José Nicolás de Azara, embajador de España en Roma, protector de Salesa y gran amigo de Mengs que es quien realizó su retrato, arriba reproducido.

         En la biografía de Mengs que escribió el propio Azara señalaba, en relación con este lienzo, que era “la obra más singular que han visto los hombres”, afirmando que “cada figura muestra aquel grado de dolor que corresponde a su carácter. En el Christo muerto se ve un cadáver que ha padecido infinito, pero en medio de eso se distingue que fue un cuerpo perfecto y de una belleza divina (…) Este quadro se debe llamar el quadro de la filosofía”.

 

         No es de extrañar por lo tanto que mandara dibujarlo a su protegido Buenaventura Salesa (que ya había realizado otros encargos para Azara), siendo realizado el grabado por el citado Giovanni Volpato en 1791. Fueron estampados 1.100 ejemplares, de los cuales se vendieron 415. Uno de ellos es el que llegó a nuestro poder en un estado de conservación bastante aceptable.


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