El 10 de febrero de 1870 nació en Tierga D. Severino Aznar Embid. Criado en Calcena y Trasobares, de su figura nos hemos ocupado en numerosas ocasiones. El Centro de Estudios Borjanos guarda la mayor parte de su amplia producción bibliográfica, así como diversos recuerdos donados por su nieta.
Doctor
en Filosofía y Letras por la Universidad Central, obtuvo la cátedra de
Sociología en dicha universidad en 1918. Tres años después era elegido
Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Su
excepcional personalidad ejerció una gran influencia en diversos ámbitos. En
esta imagen aparece trabajando en su despacho. El sillón que ocupa fue donado
al Centro y puede verse en el despacho de nuestro Presidente.
Fiel a
la Doctrina Social de la Iglesia y representante del pensamiento de la
Democracia Cristiana fue precursor del sistema de previsión español. De hecho,
colaboró como asesor con el Instituto Nacional de Previsión, desde sus inicios
y, tras la guerra civil, desempeñó el cargo de Director General de Previsión.
Director del Instituto de Sociología “Jaime Balmes” del CSIC, fue miembro de
numerosas sociedades científicas de todo el mundo.
Estaba en posesión de
importantes condecoraciones como la Gran Cruz de la Orden Pontificia de San
Silvestre, o la de caballero de la Orden de la Corona de Bélgica. Medalla de
Oro de la provincia de Zaragoza, en 1950 se le tributó un cariñoso homenaje en
esta zona, siendo nombrado “Hijo Adoptivo de Calcena”, localidad donde tiene
calle y donde el grupo escolar llevó su nombre. También tiene calle en Tierga y
un busto conmemorativo. Falleció en Madrid el 19 de noviembre de 1959.
El 10 de febrero de 1877
fue bautizado en la parroquia de San Bartolomé de Borja D. Martín Lajusticia Arilla. Movilizado como soldado fue enviado a
Filipinas, donde el 21 de abril de 1898, protagonizó la hazaña que le hizo
acreedor a la más alta distinción al valor militar, la Cruz Laureada de San
Fernando, que le fue impuesta el 10 de diciembre de 1902, por el Alcalde de
Borja D. Feliciano Rivas Foncillas, al mismo tiempo que se le nombraba “Hijo
Predilecto de la ciudad”.
A su biografía hemos
hecho referencia en varias ocasiones, así como a la de su hijo D. Pantaleón
Lajusticia Sartaguda que también fue recompensado con la Laureada de San
Fernando, aunque en este caso a título colectivo.
D. Martín Lajusticia
falleció prematuramente el 9 de diciembre de 1909 y sus restos reposan en el
cementerio borjano. Su tumba tenía una cruz metálica, con una placa esmaltada
en la que se hacía constar su condición de laureado. Recientemente, su familia la
sustituyó por el “monumento” que aparece en la imagen, mencionando también su
heroico comportamiento en Filipinas.
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