El 20 de abril de 1461 el rey Juan II otorgó a Borja un importante privilegio, la concesión de todos los patios, vagos, calles, carreras, muros, torres y molinos que, hasta ese momento, eran de la Corona.
Pero, cuando recientemente se suscitó
la cuestión de a quién pertenecían las murallas de Borja, los responsables de
informar, posiblemente ignoraban esta circunstancia que viene a zanjar el
asunto: las murallas son del Ayuntamiento de Borja, por concesión real.
Por este motivo, se encargó de su
mantenimiento y cuando dejaron de cumplir su cometido militar, era el Ayuntamiento
quien autorizaba la extracción de piedras de las mismas, lo que no hubiera
podido hacer si no fueran suyas, a pesar de que, con ello, contribuía a su
paulatino desmantelamiento.
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