domingo, 20 de abril de 2025

Curiosidades del Entierro de Cristo borjano

         La Semana Santa borjana, por la suma de actos que reúne, la antigüedad de los mismos y su belleza, merecería su declaración de Interés Turístico. De hecho, a petición del entonces Alcalde D. Luis María Garriga, el Centro de Estudios Borjanos elaboró el correspondiente expediente, junto con el del Rosario de Cristal, aunque al final desde el Ayuntamiento decidieron cursar únicamente el del Rosario.

         Sin embargo, ello no justifica la escasa atención que, desde algunas instituciones oficiales, se le dispensa y las nulas referencias en los medios de comunicación. Es probable que, desde aquí, se haga muy poco por mejorar esa percepción. 

 

         En este artículo queremos destacar algunas peculiaridades de lo que constituye el eje central de nuestra Semana Santa, el Entierro de Cristo. Poco después del mediodía, se lleva a cabo su pregón, que corre a cargo de la cofradía de las Almas, organizadora del evento, desde su recuperación, tras la Guerra de la Independencia.

         Es un pregón cantado, muy bonito, que, desde hace tiempo, viene interpretando Mariano Irache Cabañero, aunque nos ha comunicado que este año era el último en el que lo ha llevado a cabo. Esperemos que continúe muchos más.

 


         Otro acto que despierta la atención del público es de la recogida de los “angelicos”, esos pequeños protagonistas que van a tener un papel primordial en el desarrollo de la ceremonia final del Entierro de Cristo.

         Van a buscarlos a sus domicilios la Unidad de Alabarderos con el centurión al frente. Este año se daba la curiosa circunstancia de que todos los alabarderos eran alabarderas, y la figura del centurión también era interpretada por una joven.

 


         Estos días hemos visto diversos comentarios sobre la participación en el desfile procesional de Ateca de un esqueleto real, que representa a la muerte. Pero, en Borja, también sale con su guadaña en la que figura escrito “A nadie perdono”. En este caso es una representación escultórica, pero tras ella marcha dos personas que portan un cráneo real y un recipiente con cenizas.

 

         Muy curiosa es la presencia de dos figuras femeninas que representan a la Paz y la Justicia, la primera con una palma y la segunda con una espada, ambas coronadas y llevando una cartela en la que puede leerse un versículo del salmo 84 “Iustitia et Pax osculatae sunt” (La Paz y la Justicia se besan).

 

         La cofradía de San Bartolomé porta el “Velo del Templo”, un pequeño retablo con cortina, que, en el momento en el que sea colocado el primer sello sobre el arca del Señor se descorrerá, recordando la referencia del Nuevo Testamento a cuando se rasgó el velo del Templo de Jerusalén, tras la muerte del Señor.

 

         El núcleo central de la comitiva lo constituye el arca con la estatua yacente de Cristo, que será sellada más tarde. Va escoltada por los alabarderos y, detrás, marchan los allegados, formando el “Duelo del Señor”, como en cualquier entierro.

         Al frente de ellos debe ir una bandera negra en la que consta esa inscripción de “El Duelo del Señor”, pero por razones que ignoramos este año no estaba en su lugar, sino que iba al principio de la comitiva, acompañando a los niños que portan las “Arma Crhisti” o símbolos de la Pasión, algo muy importante que, sin embargo, ha quedado reducido a su mínima expresión.

 


         Pero, entre las curiosidades de nuestro Entierro de Cristo, una de las que más llaman la atención es la imagen articulada de la Virgen de los Dolores, porque mueve los brazos y baja la cabeza, en ademán de llorar.

 


         Esto es posible merced a unos resortes dotados de cuerdas que una persona se encarga de mover para conseguir ese efecto tan llamativo. En relación con este paso, cabe destacar que, desde la desaparición de la cofradía que se encargaba del mismo, su labor ha sido asumida por representantes de otras cofradías que desfilan con los hábitos de cada una de ellas.


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