Las previsiones atmosféricas no eran buenas, pero como hasta el último momento no hizo su aparición la lluvia, todo se encontraba preparado para la salida del Rosario de Cristal: los faroles encendidos en los claustros y sus portadores preparados para sacarlos.
Pero, no pudo
ser y, por segundo año consecutivo, la lluvia impidió que la Virgen recorriera
las calles de nuestra ciudad, en medio de una gran decepción. Hubo quien se
atrevió a “profetizar” que lo mismo puede volver a suceder el próximo año. Nos
parece aventurado prever lo que ocurrirá entonces, aunque sus razones parecían
dignas de ser tenidas en cuenta.
El Sr. Obispo
que nos había acompañado a lo largo de todo el día, presidió la celebración de
la novena y el rezo del Santo Rosario que, como alternativa, se llevó a cabo en
el interior del templo. Estuvo acompañado por el Vicario General el ilustre borjano
D. Javier Bernal. Para entonces, ya se había tomado la decisión de que no
saliera la procesión.
En su lugar, se
simuló la entrada del trono de la Virgen desde el fondo de la nave y no
faltaron los aplausos y los vítores a nuestra Patrona, un momento de suma
emoción que permanece vivo en el recuerdo de todos los borjanos, especialmente
de los ausentes.
Las fotos, realizadas de forma muy precaria, no reflejan la intensidad de esos instantes en los que todos tenían puesta ya su esperanza en que nuestra Patrona volviera a las calles de Borja dentro de un año. Ojalá sea así.








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