miércoles, 25 de junio de 2025

Una obra sobre fray Tomás de Berlanga

         El Prof. D. Agustín Escolano Benito nos donó la obra que, con Purificación Lahoz Abad, escribió sobre uno de los personajes más importantes, nacidos en Berlanga de Duero, con el título de Tomás de Berlanga. La aventura de una misión.

         Acerca de vida de este ilustre dominico, tuvimos conocimiento durante nuestra visita a su localidad natal y, a raíz de ella, publicamos el artículo que ahora reproducimos. 

 


         Frente a la fachada del antiguo palacio de los duques de Frías se alza la estatua de fray Tomás de Berlanga (1487-1551), un ilustre hijo de Berlanga de Duero que profesó como religioso dominico en el convento de San Esteban de Salamanca.


         Fray Tomás llegó a ser obispo de Panamá y fue encargado por el emperador Carlos V de mediar en las disputas entre Francisco de Pizarro y Diego de Almagro, tras la conquista del Perú.

 


         Viajando hacia el Perú, los vientos llevaron a su nave hacia unas islas desconocidas a las que, poco después, se dio el nombre de Galápagos por los numerosos ejemplares de los mismos que había en ellas y que, mucho más tarde, causaron impresión en Darwin cuando llegó hasta allí a bordo del Beagle. Pero, con anterioridad, ya había sido objeto de atención para la expedición Malaspina y, en 1831, José de Villamil envió una comisión exploradora al archipiélago.

 

         En el lateral del monumento hay incrustadas unas rocas de las islas que, en la actualidad, pertenecen a la República de El Ecuador, de la que distan cerca de 1.000 kilómetros mar adentro. Forman un conglomerado de trece islas grandes, nueve medianas y más de 100 islotes, siendo la segunda reserva marina más grande del mundo.

 

         Fray Tomás fue un gran defensor de los indígenas y el primero en plantear la posibilidad de construir un canal cruzando el istmo de Panamá. Tras renunciar a su obispado a los cincuenta años, regresó a su localidad natal donde falleció.

 

         Está enterrado en el suelo de la llamada “capilla de los Cristos” de la colegiata de Santa María del Mercado de Berlanga de Duero.

 

         Sobre un muro, a la entrada de dicha colegiata cuelga un ejemplar disecado de caimán negro que fray Tomás trajo de tierras americanas. Recientemente restaurado, es conocido con el nombre popular de “el lagarto”, habiéndose convertido en uno de los símbolos de la localidad.

         En torno al caimán han surgido diversas leyendas e, incluso, su origen es objeto de controversia. Hay quien afirma que procede de las Galápagos, lo que es imposible. Es centroamericano, en concreto del Darién y, al parecer, lo trajo vivo hasta Berlanga el ilustre prelado, siendo disecado tras su muerte. No es el único que puede verse en templos españoles, ya que era costumbre mostrarlos en ellas como una atracción turística más.

 


         La confitería El Torero ha creado unas pastas de té que llevan el nombre de “El lagarto de fray Tomás” que tuvimos la oportunidad de probar.

 


         Pero, la publicación que estamos comentando nos servido para conocer que el monumento dedicado a fray Tomás, al que antes hemos hecho referencia, fue erigido en 1999, con ocasión del paso por Berlanga de Duero de la Ruta Quetzal, que volvió a la ciudad en 2008. Y fue el recordado Miguel de la Cuadra Salcedo quien llevó un busto del dominico, réplica del original, hasta la ciudad de Panamá, donde se exhibe junto al antiguo convento dominico. Algo similar quiso hacer en Borja con el capitán Francisco de Ayerbe, pero mientras su busto fue instalado en la ciudad de Barichara (Colombia), que había fundado, en Borja aún permanece esperando el pedestal que se preparó para recibirlo. Es posible que pueda ser colocado dentro de pocos años…


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