La plaza del Mercado ha sido, desde época medieval, el centro de la vida comercial de la ciudad y, en ella, todavía se celebra un día de mercado los viernes, aunque poco tiene que ver con aquellos puestos de verduras que, antaño, hicieron que fuera conocida también como “plaza de las verduras”.
Todavía hemos llegado a conocer,
marcado en el suelo con ladrillos, el espacio destinado a cada uno de los
vendedores y, también, una pequeña fuente en el centro, de la que manaba agua
abundante, más tarde regulada con un grifo. Era un sencillo pilón que tenía
adosada la plancha de fundición de la fuente. Pero, no era muy antigua.
Fue instalada a finales del siglo XIX y
fue retirada cuando se pavimentó la plaza con canto rodado en la segunda mitad
del siglo XX, siendo alcalde D. Juan María de Ojeda Nogués.
Durante uno de los mandatos de D. Luis
María Garriga, se instaló otra fuente de características similares a la
antigua, en uno de los pilares de sus soportales. Fue dedicada a José Diago,
como lo recuerda la placa de azulejos colocada sobre ella, un personaje
entrañable que durante muchos años tomó parte activa en la organización de las
comidas populares que se organizaban allí. No hace mucho, le fue cortada el
agua, por lo que, en la actualidad, es un mero elemento decorativo.


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