En
el árido paisaje de los montes que se extienden, entre la carretera del
Santuario de Misericordia y Borja, muy cerca de la cueva de Esquilar, destaca
una mancha de vegetación verde que nos indica el lugar donde existía un pequeño
manantial conocido con el nombre de “fuente de los cuervos”, a cuya agua,
bastante salobre se le atribuían propiedades terapéuticas, concretamente para
algunos procesos oftalmológicos.
En
el barranco por el que se despeñaban sus aguas, existen unos pequeños bancales
que, durante muchos años, fueron cultivados como mimo, por su paciente
propietario que hizo de ellos un pequeño vergel, en el que únicamente subsisten
algunos de los árboles que plantó.
Bordeándolos,
discurre un pequeño sendero que es el único acceso a la fuente. A la izquierda
de la fotografía se advierte la grieta que se ha abierto, por lo que es muy
probable que, dentro de muy poco, toda esa zona de la ladera se desprenda sobre
el barranco y desaparezca el sendero.
La
fuente está seca y su entorno muy degradado por materiales intencionadamente
abandonados allí.
Sirvan
estas imágenes, tomadas por Enrique Lacleta, como testimonio de un paraje,
antaño pintoresco y, en la actualidad, en trance de desaparición.
Persistirán,
al menos por el momento, estas bonitas vetas de yeso cristalizado que existen
en toda esa zona.
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