Cuando en aquella fatídica jornada vimos avanzar las llamas hacia los pinares de la Muela Baja, temimos que todos ellos terminaran calcinados como ocurrió con los de la Muela Alta, tal como veíamos en las fotos de ayer. Por la noche, el resplandor de las llamas resultaba sobrecogedor y nos fuimos a casa convencidos de que el desastre iba a consumarse.
Sin embargo, a través de estas fotos
recibidas, no demasiado buenas, puede apreciarse que buena parte del pinar se salvó,
especialmente al otro lado de la Estanca. Esperamos conseguir pronto imágenes
mejores, incluyendo algunas del raso, donde las consecuencias fueron más
graves.
Por el momento, nos conformamos con
mostrar el estado en el que quedó la Estanca, inmediatamente después del
incendio, con el nivel de sus aguas muy por debajo del que tenía anteriormente.
No sabemos si por causa de la sequía o porque el agua fue utilizada para apagar
las llamas.
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