lunes, 5 de septiembre de 2022

Descubrimiento en torno a don José María Otegui

 

         En la colegiata de Santa María de Borja se conserva enmarcada una orla con los cuatro miembros de la Adoración Nocturna de nuestra ciudad que murieron en el transcurso de la guerra civil. Tres de ellos, fallecieron combatiendo: Vicente Chueca Pellicer y Andrés Irache Macaya se habían alistado como requetés voluntarios en el tercio de Ntra. Sra. del Pilar. El primero cayó gravemente herido en la ermita de Santa Quiteria el 23 de octubre de 1936, falleciendo dos días después, cuando se encontraba ingresado en el hospital de sangre instalado en el colegio del Salvador de Zaragoza. El otro falleció el 13 de septiembre de 1937 en la posición de Bueña (Teruel). Poco antes, el 10 de junio de ese mismo año, había caído defendiendo la estación de Azuara el falangista voluntario de la 2ª Bandera de la Falange de Aragón Carmelo Sola Aznar.



         Pero, junto a ellos, aparece D. José María Otegui Chueca, del que se afirma que era “Adorador Veterano. Secretario fundador de la Sección, últimamente residente en Madrid, donde murió mártir en la checa de la calle del Duque de Sexto, en la noche del 7 de noviembre de 1937”.

         Cuando decidimos incluirlo en el volumen III de nuestro Diccionario Biográfico, lo hicimos como “mártir”, aunque conocíamos muy pocos datos de su biografía. De hecho, no logramos encontrar su partida de bautismo, aunque sí la de sus hermanos, todos ellos nacidos en nuestra ciudad e hijos de D. Gaspar Otegui natural de Tolosa y de Dª. Leonor Chueca, de Borja. Tampoco logramos establecer su relación familiar con D. José María Otegui Cárdenas que fue quien donó el cuarto misterio del Rosario de Cristal, en 1928, en el que aparece el emblema de la Adoración Nocturna.



         Llegamos a conocer entonces que sus restos reposaban en el Valle de los Caídos, pero no habíamos logrado averiguar las razones por las que, al comienzo de la guerra, se encontraba en Madrid, residencia que el diploma mencionado daba como reciente.

         Ahora, en el transcurso de una amplia investigación que estamos llevando a cabo para lograr conocer las identidades de todos los fallecidos de nuestra zona, en el transcurso de la guerra, nos encontramos con unas órdenes de la Subsecretaría del Ministerio del Ejército, por las que se concedían pensiones a las “viudas de los Agentes de Información en zona roja, muertos en acto de servicio” y entre ellas aparece Dª. María Teresa Cárdenas Lejalde, viuda de D. José María Otegui Chueca. Esa orden, firmada en diciembre de 1943 apareció publicada en el BOE nº 3 de 1944.

 


         En abril de ese mismo año fue una Orden del Consejo Supremo de Justicia Militar, de 22 de febrero de 1944, por la que se declara con derecho a pensión a las viudas y huérfanos de las personas que se relacionaban, entre las cuales estaba la citada viuda de D. José María Otegui y Chueca, a la que se fijaba una pensión anual de 3.500 pesetas, la que correspondía a su asimilación al grado de sargento.

         En la relación se menciona expresamente a su condición de agente del S.I.P.M. (Servicio de Información y Policía Militar), el Servicio de Inteligencia de la España bajo control de las autoridades de Burgos. Con anterioridad a noviembre de 1937, el SIPM era conocido como SIM (Servicio de Información Militar), uno de los varios que existieron y que terminaron reunificándose después. Estos servicios contaban con las informaciones facilitadas por los agentes que actuaban en la zona republicana y José María Otegui fue uno de ellos.

         Otro dato interesante que proporcionan estos documentos es que la pensión debía ser devengada a partir del 30 de noviembre de 1937, lo que puede ser interpretado como la fecha correspondiente a su muerte, aunque fuera detenido el 7 de ese mes. Cabe suponer que las autoridades conocerían fehacientemente el día exacto.

         En cualquier caso, nuestro descubrimiento aleja por completo la posibilidad de que D. José María Otegui pueda ser considerado “mártir”, pues no pueden gozar de esa condición los combatientes y él lo era, aunque como agente secreto, cosa que probablemente ignoraban sus compañeros de la Adoración Nocturna de Borja.



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