Ha sido D. Juan María de Ojeda Castellot quien, a través de este grabado, publicado en La Ilustración Española y Americana, nos ha permitido acercarnos a la biografía de D. Ricardo de Ojeda y Perpiñán, destacado militar y notable dibujante, a la que no habíamos prestado atención hasta este momento.
Era hijo de D. Manuel de Ojeda y Palomo
que inició su trayectoria como tenor y llegó a ser Gentilhombre de Cámara de Isabel
II. Contrajo matrimonio con Dª. Agustina Perpiñán y Sarabia, hija de los
barones de la Torre, con la que tuvo seis hijos.
Residían en Zaragoza, en el Palacio de
Sástago, donde falleció la esposa (con 32 años) a consecuencia de un trágico
incendio acaecido en la vivienda. Los niños quedaron al cuidado de los abuelos
maternos y, curiosamente, de cinco de ellos publicamos una reseña en nuestro Diccionario
Biográfico: Alfredo (que fue Alcalde de Zaragoza); Emilio (destacado
diplomático de carrera); Ismael (Gobernador Civil de Santander); Luis (que
emigró a El Salvador) y Manuel (Coronel de Caballería). Lo extraño es que nos
olvidásemos de Ricardo, pero vamos a intentar subsanar ese fallo.
Había nacido en Zaragoza el 15 de
agosto de 1840. Posiblemente fue el segundo o el tercer hijo del matrimonio; el
mayor era Alfredo. Con 17 años ingresó en la Academia de Caballería de
Valladolid que se había creado poco antes. La vinculación familiar con ese Arma era evidente.
También perteneció a ella su hermano Manuel y como precedente podemos citar el
caso de su tía abuela Teresa de Jesús que había contraído matrimonio
con D.
Antonio Manuel Lutrgardo de Tassara y Wilson, del que entre otros personajes
descendía el Inspector General del Arma de Caballería D. Carlos García Tassara.
D. Ricardo de Ojeda Perpiñán llegó a mandar,
como Coronel, el regimiento de Cazadores de Albuera nº 16 y, posteriormente, fue
Director del Colegio de Huérfanos de Santiago, en Valladolid, donde pasó a la
situación de retiro, siendo ascendido al empleo de General de Brigada. Falleció
el 11 de agosto de 1906 en Torres (Navarra) donde había pasado a residir en
1902, localidad posiblemente relacionada con su esposa Dª. María del Carmen Azcona
Mencos, que era navarra.
A la vista de todo ello, algún lector
podrá preguntarse cuál era su relación con Borja. Como toda la familia siempre
estuvieron muy vinculados a nuestra ciudad y aquí residió entre 1867 y 1869
cuando se encontraba en situación de reemplazo a la espera de obtener destino
en el ejército de ultramar, aunque finalmente pasó al citado regimiento de
Húsares de Pavía.
Pero, además, Ricardo de Ojeda fue dibujante
y de su labor hemos encontrado varios testimonios, aunque es difícil precisar
que parte de ellos corresponde al trabajo del propio Ojeda. Concretamente, en
el que abría este artículo se dice expresamente: “Acción de Mañaria: croquis de
don Ricardo de Ojeda, testigo presencial”. Sin embargo, en el ángulo inferior
izquierdo, aparecen las iniciales “RB” que corresponden a Ricardo Balaca
(1844-1880), otro dibujante cuya participación en el resultado final ignoramos.
En el ángulo derecho se puede leer “Capuz”, firma de Tomás Carlos Capuz (1834-1899),
que fue el grabador.
Lo que refleja el grabado es lo acaecido en Mañaria, el 14 de
mayo de 1872, en el transcurso de la II Guerra Carlista, cuando las tropas
carlistas, emboscadas en ese desfiladero, sorprendieron a una columna de tropas
gubernamentales que había salido de Durango en dirección a Vitoria. En el enfrentamiento,
con nutrido intercambio de disparos y hasta fuego de artillería, se llegó al
cuerpo a cuerpo, aunque al final los carlistas se replegaron. D. Ricardo de
Ojeda que estaba destinado en el regimiento de Húsares de Pavía nº 1, de guarnición
en Pamplona, participó en el enfrentamiento como Teniente y el hecho de que el
ascenso a Capitán lleve fecha de 14 de mayo de 1872, puede indicarnos que tuvo
relación con ese combate.
No es el único dibujo que le publicó La
Ilustración Española y Americana. Hemos encontrado este otro, aunque en
este caso se especifica que la composición y dibujo eran de Ferrant, un
destacado artista de la época, mientras que la xilografía también la realizó
Tomás Carlos Capuz.
Ricardo de Ojeda era, en el momento de
la catástrofe que refleja el grabado, Comandante destinado en la Comisión de
Reserva nº 20 de Logroño, ciudad en la que tuvo lugar la tragedia. Fue el día 1
de septiembre de 1880 cuando fuerzas del regimiento de Infantería de Valencia,
de guarnición en la ciudad, marcharon a efectuar maniobras al otro lado del
Ebro.
Al estar cortado el puente, como consecuencia
de una riada, se había instalado una doble barca con sirga en la que embarcaron
26 jefes y oficiales, 30 cabos y sargentos y 148 soldados. Antes de iniciar la
travesía embarcaron también los miembros de la Banda de Música del regimiento
que comenzaron a tocar pero, cuando se encontraban en el centro del río, la
embarcación comenzó a zozobrar, arrojando a las aguas a sus ocupantes, muchos
de los cuales no sabían nadar y 89 de ellos murieron, provocando una gran
conmoción nacional, de la que se hicieron eco todos los medios de comunicación.
Pudiera parecer, en los casos
anteriores, que la intervención de Rafael de Ojeda se limitó a enviar unos
croquis. Pensamos que, si así fue, eran mucho más detallados de lo que pudiera
parecer y, en este otro ejemplo, también muy bonito, se especifica que es un “Dibujo
al natural, por D. Ricardo de Ojeda”.
Debió realizarlo durante su destino en
la capital navarra y, en él, se alude al gran tenor Julián Gayarre y a otro
personaje que dio nombre a la fundición: Salvador Pinaqui.
Julián Gayarre Garjón (1844-1890) había
nacido en Roncal, en una familia muy humilde por lo que tuvo que comenzar a
trabajar como pastor a una edad muy temprana. Pero, cuando tenía 15 años, su
padre lo mandó a Pamplona para mejorar su situación y, tras colocarse como dependiente
en una pequeña tienda, de la que fue despedido, entró a trabajar en la
fundición reflejada en le dibujo, donde solía cantar admirando a sus compañeros
por la calidad de su voz. Uno de ellos lo llevó a visitar al Director del
Orfeón Pamplonés D. Joaquín Maya, que acababa de fundarse y, tras efectuarle
una prueba lo “fichó” como primer tenor. Fue el comienzo de su brillante carrera.
Esta es una fotografía, realizada a finales del siglo XIX, de
esa fundición a la que en el grabado de Ojeda se asocia al nombre de Pinaqui,
el primer apellido de Salvador Pinaqui Ducasse que había nacido en Bayona en
1817 y que, en 1848, llegó a Pamplona donde, junto a su paisano José Sarvy, fundó
el 11 de marzo de 1850 la sociedad “Salvador Pinaquy y Compañía”, dedicada a la
fundición.
Para ubicar la empresa alquilaron el molino de Caparroso, propiedad
del conde de la Rosa, situado a orillas del río Arga, donde Salvador estableció
también su residencia. Allí produjeron maquinaria de diversos tipos y
materiales que lograron premios en diferentes exposiciones. Destacó sobre todo
un arado de vertedera giratoria, toda una novedad en la época, del que distribuyeron
un buen número de unidades, junto con otras máquinas agrícolas.
Falleció en Pamplona el 17 de diciembre
de 1890 a los 73 años de edad. Dejó un hijo de débil salud que murió muy
pronto, por lo que se hizo cargo de la empresa su cuñado, aunque para entonces
estaba ubicada en el interior de la ciudad. Se conserva restaurado el molino
original, como muestra esta foto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario