martes, 4 de octubre de 2022

Accidentada trashumancia

 

          Con gran ilusión, por parte de quienes nos acompañaban, fuimos hasta el recinto ferial para ver a los caballos que allí se iban reuniendo antes de iniciar esa recreación de la trashumancia que había sido anunciada.





         Era bonito ver las evoluciones de los caballos y también la “foto de familia”, aunque en ella no posaron todos, pues seguían llegando cuando la realizamos.

 



         Desde allí marchamos al camino de la Estanca, donde junto al polígono pecuario se encontraba ya el camión en el que viajaban las reses que, acompañadas por los caballistas, iban a ser conducidas hasta la Estanca como en ocasiones anteriores. Pudimos verlas a través de la imagen captada por una espectadora que se encaramó al camión.



         Mientras esperábamos la llegada de los caballistas, los más pequeños se entretuvieron con unos borriquillos que había en un cercado contiguo y pudieron ver, a lo lejos, unas reses que allí descansaban.




         Cuando llegaron, aún tuvimos la oportunidad de hacer algunas fotos, como la de las crines trenzadas de uno de los caballos pero, en el momento, en que se procedía al desencajonamiento de las reses, nos dirigimos hacia la Estanca.




         Allí ya se encontraban algunas personas, ubicadas en lugar seguro, esperando la llegada de la comitiva. Pero, ante nuestra sorpresa, no llegó a producirse. Tras larga espera, veíamos a lo lejos las extrañas evoluciones de los caballos, desplazándose por los campos contiguos al camino. Intuíamos que algo había ocurrido pero, hasta que llegó un coche no nos enteramos de lo que había sucedido.

         Una de las vacas, que al parecer era brava (cosa que ignorábamos) se había escapado en dirección a Fréscano (por decir un lugar). Los caballos salieron en su busca pero, comoquiera que aquello se prolongaba, se tomó la decisión de suspender el recorrido hasta la Estanca.



         Solo llegó hasta allí un caballista que marchaba en solitario. Era un amable ganadero de Tauste que permitió a los niños que allí había (y se atrevieron) a montar en su bonito caballo.

         No fue fácil el regreso, pues el camión de las vacas había llegado hasta el lugar de la fuga y los coches no podían pasar. Lo apartaron muy pronto y así pudimos llegar hasta la ciudad, observando el impresionante vuelo de un buen número de buitres que se lanzaban desde la altura hacia un lugar contiguo al camino. Es posible que Enrique Lacleta, que también estuvo en la frustrada trashumancia, lograra captar imágenes.

         Ignoramos cuándo fue recuperada la vaca huida (a la hora de redactar estas líneas aún no había sido encontrada) y nos sorprendió que, en esta ocasión, no estuviera presente la Policía Local, a la que habíamos visto otros años. Tampoco sabemos si era necesario adoptar algún tipo de precauciones, tratándose de ganado supuestamente bravo, para el caso de que se produjera algún percance. 



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