Por las circunstancias que venimos exponiendo, la iglesia de San Bartolomé se había convertido en punto de partida de algunas de las procesiones de la Semana Santa borjana y había expectación por conocer la forma en la que las diferentes cofradías iban a resolver los problemas que planteaba esta nueva ubicación.
Estuvimos allí, poco antes del inicio de la procesión de la tarde del Jueves Santo y comprobamos como se iba resolviendo todo con normalidad, hasta el punto de que el resultado final resultó especialmente brillante.
Fueron muchos quienes, a cara
descubierta, quisieron inmortalizar este momento que no sabemos si volverá a
repetirse (había opiniones para todos los gustos).
Merece ser destacado el esfuerzo
realizado por la cofradía de San Bartolomé que ha prestado un apoyo muy
especial a la de las Almas que, hasta ahora, ha venido siendo desde el siglo
XIX, la coordinadora principal de la Semana Santa. No menos importante es el
entusiasmo de otras cofradías, como la del Carmen, logrando reunir un buen
número de miembros, perfectamente “uniformados”.
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