Terminamos nuestro recorrido por las capillas del claustro de la antigua colegiata de Santa María de Borja, en la actual capilla dedicada al Santo Cristo de la Parroquia, de la que tampoco tenemos imágenes detalladas de la misma, pero el Dr. D. Alberto Aguilera publicó, en 2015, la historia de la misma en la revista Aragonia Sacra.
A través de él, conocemos que esta
capilla es una de las más antiguas del claustro, aunque no se conoce la fecha
de su construcción y, solo aparece citada en la documentación, a partir de
mediados del siglo XVI.
Pero, lo curioso es que había otra
capilla dedicada al “Crucifixo”, ubicada donde ahora se encuentra la capilla de
la Virgen de la Peana (una parte de la misma). No conocemos la imagen que allí
se veneraba, pero en ella fue instalada en 1582 la actual imagen del Santo
Cristo.
Esta bella imagen, realizada en
Zaragoza por un autor desconocido, por el momento, concitó pronto la devoción
de los fieles y, de manera especial, la de los miembros de la cofradía de la
Sangre de Cristo cuando fue fundada en 1589.
Comoquiera que, para entonces, la
imagen seguía en la capilla antes citada con la circunstancia de que, desde
1585, era propiedad de D. Martín Francés a quien se la había vendido el
cabildo, los cofrades de la Sangre de Cristo presionaron para que fuera llevada
a la actual capilla, donde radicaba su sede canónica. Finalmente, lo
consiguieron en 1590 y, el 15 de febrero de ese año, se efectuó el traslado.
Allí ha estado, desde entonces,
mientras la capilla cubierta con una bóveda de crucería, dividida en dos
tramos, fue objeto de varias reformas y mejoras. Entre ellas, la construcción
de un hermoso rejado, en 1616, realizado por el mazonero Jerónimo de Estaragán
(que ya había trabajado en Borja), por encargo del infanzón Miguel de Funes.
Como modelo se eligió la reja de la capilla que D. Pedro de Ipas tenía en el
Pilar de Zaragoza. Sobre un basamento de piedra negra, debía asentarse la reja,
de hierro y madera, con puertas “muy bien hechas y doradas”. Esa rejería como
otras de la colegiata desaparecieron y actualmente hay otra, mucho más sencilla,
como muestra esta foto.
Por testamento de 30 de enero de 1619,
de Dª. Mariana de Alcañiz, había legado una cantidad para mejora de la capilla
de la Sangre de Cristo, que sus albaceas testamentarios decidieron emplear en
la construcción de un retablo para el Santo Cristo, que no es el actual.
Fue el Dr. Aguilera quien logró identificar
ese retablo que, en la actualidad, es el retablo mayor de la iglesia parroquial
de Maleján como el construido para la capilla del Santo Cristo, de donde fue
llevado a esa localidad, que dependía de Borja, a comienzos del siglo XIX,
cuando se decidió reemplazarlo por el actual.
El retablo había sido concertado con el
maestro Sebastián Carbonell, por los albaceas de Dª. Mariana de Alcañiz.
Realizado en madera, dorada y
policromada, en el espacio central en el que estaba situada la imagen de Cristo
Crucificado, se colocó un lienzo que representa la Visitación de Nuestra Señora
a su prima Santa Isabel, como titular de la iglesia.
Enmarcado en triples columnas, corre
sobre ellas un arquitrabe con un friso decorado con cabezas de querubines,
figurando en el ático la imagen de Dios Padre, en actitud de bendecir, con el
orbe terráqueo en la mano izquierda y flanqueado por dos ángeles. Como remate
una cruz con el sudario, lo que lo relaciona con su primitivo destino.
Otro tanto ocurre con las imágenes
representadas en el banco que, aunque deterioradas, muestran dos escenas
relacionadas con la Pasión de Cristo: la Oración en el Huerto y una de las caídas
camino del Calvario.
El nuevo retablo, el actual, fue realizado
por el borjano José Salesa, uno de los miembros de esa dinastía de artistas borjanos
que tanto alto nivel alcanzaron. Le fue encargado en 1806 y el dorado del mismo
corrió a cargo de Joaquín Berástegui.
La imagen está flanqueada por cuatro
columnas de fuste liso, imitando mármol negro, con capitales corintios. Sobre
el Cristo, aparece la imagen del Cordero sobre el libro de los Siete Sellos,
aludiendo al texto del Apocalipsis. Hubo
un tiempo en el que, sobre la mesa del altar se colocaron las imágenes de la
Virgen y de San Juan, recordando su presencia junto a la Cruz en el momento
cumbre de la Redención. Luego, fueron llevadas a la capilla del Santo Cristo
del Arca.
Desde que dieron comienzo las obras de restauración del claustro, la imagen de Cristo fue llevada al presbiterio de la nave, donde aún sigue a la espera de su retorno a la capilla de la que es titular, en la que se celebraba su novena, en septiembre, pues no hay que olvidar que, antes que la Virgen de la Peana, la Patrona de Borja fue la Santa Cruz y, en la actualidad, ambas comparten el patronazgo.
Aún no había sido declarada oficialmente
Co-Patrona de la ciudad (lo fue en 1948) cuando, en acción de gracias por la
finalización de la Guerra Civil, fue colocada en el altar mayor de Santa María,
junto con el Crucifijo y la bandera de España entre ambos, como muestra esta
curiosa fotografía.
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