Hace unos días nos llamó la atención uno de los cantos interpretados en la iglesia del convento de Santa Clara, durante la celebración eucarística. Su melodía nos pareció muy similar a la del himno nacional de Israel. Tras consultar ese hecho con el organista y Maestro de Capilla del convento, D. Alberto Aguilera, nos facilitó la partitura de una composición (propia del Adviento) que lleva por título “Ven, Salvador” y que en el cancionero utilizado aparece como “Popular”.
Pero, lo cierto es que ofrece un gran
parecido con la Ha Tikva (en hebreo הַתִּקְוָה, «La Esperanza») que es el himno
nacional de Israel y que pueden escuchar a través de este enlace, donde
ofrecemos una espectacular versión del mismo que, por otra parte, ayuda a
comprender muchas cosas recientes.
La letra del himno fue escrita, en 1878, por Naftali Herz
Imber (1856-1909), un poeta judío nacido en la actual ciudad de Zolochiv (Ucrania),
con motivo de la fundación de Petaj Tikva, uno de los primeros asentamientos
judíos en la Siria otomana. Su letra dice así:
Mientras en lo profundo del corazón
palpite un alma judía,
y dirigiéndose hacia el Oriente
un ojo aviste a Sion,
no se habrá perdido nuestra esperanza;
la esperanza de dos mil años,
de ser un pueblo libre en nuestra tierra:
la tierra de Sion y Jerusalén.
Durante el Primer Congreso Sionista, celebrado en 1897, se
convirtió en el himno del sionismo y, al ser fundado el Estado de Israel, en 1948,
se convirtió en su himno oficial.
La historia de la melodía es mucho más
compleja pues, para la letra antes comentada, se adaptó el poema sinfónico Vltava
(El Moldava), perteneciente la obra Má vlast (‘Mi Patria’), compuesta
por el músico checo Bedřich Smetana.
El hecho de que el compositor checo
(austro-húngaro entonces) no fuera judío suscitó cierto rechazo entre algunos
sectores judíos que no entendían que hubiera sido necesario recurrir a un
músico ajeno y que, además, era europeo, donde tantas persecuciones habían
surgido contra el pueblo judío.
Pero, una investigadora judía se
propuso rastrear las fuentes de inspiración del músico checo, descubriendo la
existencia de una canción rumana anterior, llamada “Carul cu boi”, claramente similar.
Y lo más sorprendente: había llegado a Rumanía de la mano de Mozart, que había compuesto
su 4ª variación “Ah, vous-dirai Mamam”, inspirándose en una melodía del siglo
XVII que había escuchado en Italia, en su juventud. Era “La Mantovana”, muy popular
entonces, cuyo origen se atribuía a un compositor judío de la corte de Mantua que,
a su vez, la había escuchado de judíos sefardíes, descendientes de los expulsados
de España en 1492.
Al parecer, había sido compuesta en el
siglo XIV por un rabino español, con fines litúrgicos, concretamente para
implorar de Dios la lluvia. El “Birkat HaTal” de ese rabino Itzhak bar Sheshet
z¨tzel, se sigue interpretando en las sinagogas con el mismo fin.
Nacido en Valencia, en 1326, tuvo una
vida muy azarosa. Llegó al rabinato en edad madura y lo ejerció en Zaragoza y
Calatayud, pasando después a Valencia, donde tras las persecuciones desatadas
se convirtió al Cristianismo y llegó a profesar como dominico, antes de huir a
Argel donde falleció y es objeto de especial veneración.
Hasta el momento no se han encontrado
fuentes anteriores, pero los más providencialistas llegan a sugerir la posibilidad
de que nos encontremos ante la sorprendente pervivencia de una melodía
procedente del antiguo culto en el templo de Jerusalén que, de manera casi
milagrosa, ha retornado dos mil años después a la tierra en la que surgió. Sobre
estas cuestiones existe un interesante vídeo que pueden ver en este enlace, con
un llamativo comentario sobre le reina Isabel la Católica.
Y, tras todo este exordio, llegamos al
origen de nuestra búsqueda. El cántico de Santa Clara está tomado del himno de
Israel o, si realmente es de origen popular en España, corresponde a una
pervivencia de esa canción sefardí en nuestro país. Un tema interesante para
investigar.
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