En días pasados hemos dedicado nuestra atención a todos aquellos personajes que están enterrados en lo que ahora se conoce como “Panteón de España”, curioso nombre que, por iniciativa del actual Gobierno ha venido a reemplazar a la histórica denominación de “Panteón de Hombres Ilustres”.
Allí estuvieron también los restos de
tres destacados militares, los generales Palafox, Castaños y Prim que, sin
embargo, fueron exhumados para llevarlos a otros lugares que los habían
reclamado. Hoy vamos a comentar lo acaecido con D. José Rebolledo de Palafox y
Melzi (1775-1847), natural de Zaragoza y cuyo
nombre aparece asociado la de defensa de la capital aragonesa durante la Guerra
de la Independencia, como Capitán General de Aragón durante los dos Sitios.
A pesar de la mitificación experimentada por su figura, no
faltan historiadores que cuestionan su capacidad militar y una actuación por la
que mereció ser creado duque de Zaragoza, aunque no es nuestra intención ahora
referirnos a esas cuestiones.
Lo que es indudable es que, en el historial militar de
Palafox, no aparecen grandes hechos de armas anteriores a la Guerra de la
Independencia, ni tampoco tras su cautiverio en Francia, a cuyo regreso fue
nombrado por Fernando VII Jefe Militar de Palacio, cargo que ocupó poco tiempo,
dado que en 1823 se retiró a la vida civil. Tras su confusa participación en una de las
conspiraciones de la época, por la que llegó a ser encarcelado, la llegada al
poder de los liberales propició su absolución y el nombramiento, por segunda
vez, de Capitán General de Aragón, aunque prefirió continuar en Madrid como
Director General de Inválidos e Inspector General de las Milicias Provinciales,
así como Jefe de la Guardia Real. Manteniendo este último, en 1838 dimitió de
los anteriores para pasar a ser Director del Asilo de Inválidos. Por eso,
cuando falleció en 1847 fue enterrado en la antigua basílica de Atocha, anexa a
dicho asilo.
En 1902, al ser derribada la basílica,
con el propósito de levantar otra nueva, su mausoleo fue trasladado al Panteón
de Hombres Ilustres. Con forma de retablo, adosado a la pared, el elemento principal
era un sarcófago de mármol negro, bajo un arco de medio punto, con su apellido “Palafox”
en el costado visible y una corona de laurel sobre él. Como remate del conjunto
podían verse sus armas rodeadas por banderas y trofeos de guerra aludiendo a
sus supuestas victorias militares.
Al pie, una inscripción en la que podía leerse: “D.O.M. Aquí yace el Excmo. Sr. Capitán General de Ejército Don José Rebolledo de Palafox y Melzi, Primer Duque de Zaragoza. Falleció el 15 de febrero de 1847, a los 71 años de edad. El Duque, su hijo, le dedica esta memoria”, lo que viene a demostrar que el mausoleo había sido sufragado por él.
Pero, en 1958, con ocasión de la
conmemoración del CL aniversario de los Sitios, Zaragoza pidió que fuera trasladado
a la ciudad a la que su nombre permanecía asociado, procediéndose a la
exhumación del cadáver, de lo que dio fe el notario de Madrid D. Enrique
Giménez-Arnau y Gran, extendiendo la siguiente acta:
“Doy fe: De que a la hora indicada (las diez horas del día
siete de junio de mil novecientos cincuenta y ocho)... en el ala Noroeste del
edificio hay, adosado al muro del Norte, un mausoleo de mármol con la
indicación PALAFOX y una lápida funeraria que dice: D.O.M. /Aquí yace/ el
Excmo. Sr. Capitán General de Egército (sic) / D. José Rebolledo de Palafox y
Melzi / Primer Duque de Zaragoza. /Falleció el 15 de febrero de 1847, a los 71
años de edad. / El Duque su hijo, le dedica esta memoria.
Esta placa de mármol es levantada con maceta y cortafrío,
separándola del mortero en que está sólidamente apoyada, por el Maestro Albañil
Don Rafael Luque Donquiles y los Oficiales Don José Fernández Manso y Don
Leoncio Sal García.
Bajo la lápida hay una capa de ladrillo, que picada y
levantada también, deja al descubierto un ataúd de madera, en buen estado de
conservación. Esta arca sirve de cubierta a otra de plomo que, abierta con
cortafrío, deja el descubierto los restos del General”.
La llegada de sus restos a Zaragoza
constituyó un gran acontecimiento, siéndole rendidos honores militares por las
tropas que cubrían carrera y se encontraban estacionadas en la plaza del Pilar,
mientras eran disparadas las salvas de ordenanza. Merece la pena ver el
reportaje de NODO en este enlace que refleja muy bien aquel memorable acto
celebrado el 9 de junio de 1958.
Sus restos recibieron sepultura en la
cripta del Pilar, en un sencillo nicho con una lápida en la que se lee: “Excmo.
Sr. D. José Palafox Melzi, Capitán General de Aragón. I Duque de Zaragoza. 1775-1847”.
A pesar del simbolismo que puede encerrar el lugar y de los homenajes periódicos que le han sido discretamente rendidos, su presencia pasa desapercibida, dado que le recinto sólo puede ser visitado los días 1 y 2 de noviembre de cada año. Lo que no sabemos es lo que ocurrió con el mausoleo encargado por su hijo.
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