viernes, 20 de septiembre de 2024

Por fin se derribará el castillo

 

         El derribo de los restos del castillo que corona la población ha sido una antigua aspiración de los ciudadanos de Borja que la han intentado materializar en varias ocasiones.

 

         Desde que perdiera sus funciones militares, la inmensa mole de piedra no ha hecho sino provocar problemas. Los desprendimientos de rocas han sido frecuentes y ya, en el siglo XIX, fue preciso levantar unos pilares de ladrillo para reforzar su estructura y construir una zanja en torno a su perímetro para detener las rocas caídas. No hace muchos años volvió a caer un enorme bloque que ocasionó daños en algunas viviendas y la instalación de una red ha evitado otros daños.

 

         Es lógico, por lo tanto, que se intentara solucionar el problema eliminando esa fea protuberancia que afea el perfil de una ciudad que, en los últimos años, ha intentado mejorar su trama urbana derribando varios palacios que la afeaban e impedían aparcar coches.

 

         Cuando en 1865 el M.I. Ayuntamiento se propuso acabar con el castillo, tan loable objetivo encontró la oposición del arquitecto municipal que hizo ver a los munícipes “el inmenso gasto que produciría el rebaje total de la roca”. Afortunadamente, ahora la situación es diferente y las autoridades no se van a detener ante consideraciones semejantes, dada la bonanza económica por la que atravesamos y la facilidad para conseguir subvenciones.

 

         Sin embargo, para reforzar la integración de las muchas personas llegadas de otras partes que hoy forman parte de la comunidad borjana, se va a recuperar la antigua figura del trabajo “a vecinal”. Algo que nunca se debió eliminar, pues constituye la más sublime expresión de la colaboración de los vecinos en una empresa de interés general.

El problema más importante que se han encontrado es que al vecinal sólo eran convocados los hombres y, en esta época, esta actitud resultaba evidentemente discriminatoria. Por eso, al derribo del castillo van a ser llamados todas las personas mayores de 18 años que deberán acudir el día que les corresponda, de sol a sol, como en los viejos tiempos.

Para que nadie pueda alegar motivos de enfermedad o incapacidad para el manejo del pico, el derribo se efectuará removiendo las piedras con medios mecánicos y transportándolas a mano a través de una cadena humana hasta el camión dispuesto al efecto. Al mismo tiempo, se irá barriendo la superficie superior con escobas hasta que, poco a poco, desaparezca todo.


         La noticia ha llenado de satisfacción a todos los que la han conocido, ya que estos trabajos van a constituir un grato entretenimiento para los vecinos en los próximos años, fomentando al mismo tiempo la convivencia entre todos y, así mismo, permitirá desmontar ese gran pendón que, originalmente, mostraba los colores de la corona aragonesa, hasta que, descoloridos por el sol, terminaron por convertirse en una ruina similar a la del castillo.

 

         El texto que acabamos de ofrecer, con ligeras actualizaciones, fue publicado, como “inocentada” el 28 de diciembre de 2011 en este blog. Hubo algunos que se lo creyeron y llegaron a pensar en trasladar su domicilio a otra localidad, para evitar su participación en tan loable empresa que, sin embargo, no era cierta.

No obstante, en nuestra opinión, la roca que llamamos “castillo” terminará por derrumbarse y ese proceso comenzará al fracturarse por su zona central, sobre el paso de uno a otro lado. Es posible que lleguemos a verlo… Las fotografías que ofrecemos son antiguas y, en ellas, aparecen zonas que ya se han derrumbado.


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