El 23 de octubre de 1936 fueron asesinados en Manzanares los beatos José María de Jesús y María Cuartero Gascón y Tomás del Santísimo Sacramento Cuartero Gascón. Ambos eran hijos de Tomás Cuartero y Braulia Gascón. Tomás había nacido en Tabuenca el 22 de febrero de 1915 y José María lo hizo el 24 de abril de 1918.
Cuando Tomás tenía 14 años fue enviado al
seminario menor de Belchite, perteneciente a la archidiócesis de Zaragoza de la
que, en aquellos momentos, dependía Tabuenca. Allí permaneció un año, ya que
durante el curso académico de 1929-1930, tras una misión predicada por los PP.
Pasionistas, decidió continuar los estudios en el colegio que esa orden tenía
en la capital aragonesa al que también se incorporó su hermano con once años.
Desde allí pasaron al noviciado de
Corella, donde profesaron, siendo enviados después al convento de Daimiel
(Ciudad Real) para estudiar Filosofía. Allí les sorprendió la Guerra Civil y el
21 de julio de 1936, fueron expulsados del convento y se les comunicó que
podían abandonar la localidad.
Así lo hicieron en pequeños grupos, pero desde Daimiel avisaron a las estaciones siguientes donde fueron detenidos. Concretamente, los hermanos Cuartero Gascón fueron interceptados en Manzanares, junto con otros 12 alumnos, y el 23 de julio los fusilaron. Sorprendentemente no murieron todos. Tanto Tomás como José María sobrevivieron con gravísimas heridas.
Fueron llevados al hospital, donde
padecieron horribles sufrimientos ya que José María tenía un tiro en la boca y
a Tomás se le infectaron las heridas. Por otra parte, las vejaciones sufridas
fueron constantes. Los milicianos que les vigilaban les amenazaban con sus
pistolas, diciéndoles que los iban a matar. Finalmente, el 23 de octubre de
1936, fueron sacados del hospital y nuevamente fusilados. José María había
cumplido en abril los 18 años y su hermano tenía 21.
El 1 de octubre de 1989, San Juan
Pablo II los beatificó en Roma, junto con sus compañeros mártires, con la
denominación de “Beatos Mártires Pasionistas de Daimiel”, fijando su fiesta
litúrgica el 24 de julio, fecha en la que fueron ejecutados la mayor parte de
ellos.
Sus cuerpos se
veneran en el mismo convento pasionista del Cristo de la Luz de Daimiel, de
donde partieron hacia el martirio. Bajo el altar mayor, existe una urna con
restos de todos ellos.
Tras el altar
mayor se accede a la cripta, donde están sepultados sus cuerpos. Hay allí una
lápida con los nombres de todos y un relicario accesible para facilitar su
veneración a los fieles.
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