jueves, 8 de mayo de 2025

Hay otro papa enterrado en España

 

         Estos días, con ocasión del fallecimiento del Papa Francisco y del lugar elegido para que reposaran sus restos, los medios de comunicación se han hecho eco de que, en la catedral de Jaén, se encuentran los del Papa San Pío I.

 


         Están en una urna, en el altar de la capilla de San Eufrasio, levantada en honor al primer obispo de la Diócesis. Llegaron a Jaén en el siglo XVIII, como regalo del entonces Papa Pío VI al Obispo de Jaén, D. Agustín Rubín de Ceballos, Inquisidor General, miembro del Consejo de Carlos III y uno de sus albaceas testamentarios.

 

         San Pío I fue el décimo Papa de la Iglesia, sucediendo al Papa Aniceto. Su pontificado se extendió entre los años 140 y 155 y tuvo que hacer frente a diversas herejías que surgieron en su época. No se conocen demasiados datos de su vida, pero, según la tradición fue martirizado, por lo que recibió culto desde época inmemorial.

 


         Lo llamativo es que, como ya dimos a conocer en este blog, muy cerca de Borja se conservan los restos de otro Papa. En este caso, se trata del Papa San Eusebio, cuyos restos se conservan en una urna situada en el presbiterio de la iglesia de la Merced de Tarazona, perfectamente identificados.

 

         San Eusebio era de origen griego y había sido médico, antes de ser elegido Obispo de Roma. Fue el último Papa antes de la promulgación del edicto de tolerancia y su pontificado fue muy corto, poco más de cuatro meses del año 309.

         Tuvo que sufrir la persecución de Majencio, que lo desterró a Sicilia, donde murió el 17 de agosto de ese año. Aunque no fue mártir, en sentido estricto, fue considerado como tal, en atención a las penalidades sufridas a causa del destierro. Su fiesta canónica se celebra ahora el 17 de agosto, la fecha del inicio de dicho destierro.

         Sus restos fueron llevados a Roma y sepultados en una cripta especial de las catacumbas de San Calixto. La tumba no se conserva allí, lo que aboga la tradición de que sus reliquias fueron traídas a Tarazona por el P. Juan del Horno y Antillón en 1621. Este religioso había sido Procurador General de la Orden de la Merced y se retiró al convento que la Orden tenía en Tarazona.

         A diferencia de lo que ocurre en Jaén, donde San Pío I es objeto de veneración por el cabildo de su catedral, no parece que el cuerpo de San Eusebio reciba la misma atención en Tarazona.


No hay comentarios:

Publicar un comentario