martes, 27 de mayo de 2025

Interesante documento sobre un proceso judicial

      En el archivo de la familia Ojeda se conserva un interesante impreso de 16 páginas en el que se recoge el alegato presentado ante la Real Audiencia, a favor de la ciudad de Borja, con ocasión del proceso introducido por el comendador de la villa de Añón y el vecino de dicha villa Antonio Navarro para impedir que Borja ejerciera el derecho de tala sobre quienes hubieran hecho uso del agua de la acequia de Morana, en los días de ador que correspondían a la ciudad.

 

 

         El impreso lleva fecha de 19 de octubre de 1691 y su autor era el Dr. D. Juan Antonio Piedrafit y Albis, nacido en Borja en 1632. En la Universidad de Zaragoza se graduó como Doctor en Leyes en 1653 y Doctor en Cánones en 1697. Desde 1655 era catedrático de la citada universidad y, en 1686, fue nombrado “Abogado de la Ciudad” por el concejo borjano, actuando como tal en el procedimiento que comentamos.

         Lo sucedido era que, durante los días de ador a los que Borja tenía derecho del agua de la acequia de Morana, una parte de ella había sido desviada hacia el molino harinero que tenía la Orden de San Juan, así como para el martinete de Antonio Navarro.

         Respecto a este último, se afirma que allí se fabricaba alambre y que, con anterioridad era un batán trapero. El martinete y el molino se movían con el agua de la acequia de la Retuerta, situada a cota más baja que la de Morana, de la que se había detraído el agua, sin poder reintegrarla, ya que, tras su paso por dichas instalaciones, se despeñaba al Huecha, con evidente perjuicio para la ciudad de Borja.

         De la vigilancia de las aguas se encargaba el Zavacequia, quien recorría todo su trayecto, comprobando que nadie hacía uso indebido de ellas y, en el caso de que así fuera, enramaba los campos y lugares que las habían encabezado indebidamente, para proceder a su tala.

         El derecho de tala, reconocido a la ciudad, por los tribunales, en diversas ocasiones, permitía destruir las cosechas indebidamente regadas o destruir los molinos y otras instalaciones que hubieran utilizado las aguas sustraídas.

         A ello se oponían, lógicamente, tanto el comendador como el propietario del martinete, pero el abogado de Borja aducía los diversos casos anteriores en los que se había ejercido el derecho de tala, así como la forma dolosa con la que, en esta ocasión, se había sustraído el agua de Morana, sin que pudiera revertir a la acequia.

         Concluía el Dr. Piedrafita afirmando que estábamos ante “materia tan grave, que pende en ella la vida de la ciudad”, de manera que si no se ejecutase la tala, se descubriría el medio para quitar el agua a Borja y “se seguiría necesariamente la total ruina de aquella universidad (la ciudad)”.

         Como puede verse, no solo ofrece una visión de los derechos de la ciudad y su defensa, sino también de las industrias de la zona, dado que, además de las mencionadas, alude también a otros molinos harineros, como el del monasterio de Veruela.


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