Otro de los recuerdos, relacionados con D. Vicente Casanova es el pergamino en marcado que reproducimos en el que puede leerse “A su amadísimo Prelado, el Excmo. y Rvdmo. Sr. Don Vicente Casanova y Marzol, dignísimo Arzobispo de Granada, en el día solemne de su exaltación a la Sagrada Púrpura, el Insigne Colegio-Seminario del Sacro Monte, en testimonio de respetuosa adhesión y filial afecto. XXX-III-MCMXXV”.
En el ángulo
superior izquierdo están las armas de D. Vicente Casanova y Marzol, las mismas
que aquí reproducimos aunque, en este caso, con el capelo cardenalicio. Las que
aparecen en le franja lateral son las del fundador del Colegio del Sacro Monte,
el arzobispo D. Pedro Vaca de Castro y Quiñones (1534-1623).
En 1595, en un
monte próximo a Granada fueron encontrado el cuerpo de San Cecilio, discípulo
de Santiago, y unas placas de plomo, con textos en árabe, que fueron conocidos
como “los libros plúmbeos del Sacromonte”. Se trataba de 223 planchas
semicirculares, cuyo contenido fue interpretado como el quinto evangelio que habría sido
revelado por la Virgen en árabe para ser divulgado en España. Pudo comprobarse,
más tarde, que era una increíble falsificación, con intereses más políticos que
religiosos.
Sin embargo, los hallazgos provocaron un enorme interés y el camino entre Granada y el monte, ya denominado Sacro Monte”, se llenó de cruces que lo jalonaban. Toda esta historia, daría para escribir más de un artículo.
Pero, lo que aquí
nos interesa es que, en ese lugar, el citado arzobispo D. Pedro de Castro fundó
un Colegio-Seminario, bajo el título de San Dionisio Areopagita, que fue
inaugurado en octubre de 1610, un centro modélico que muy pronto alcanzó gran
importancia.
Junto a él, una
abadía y la residencia de los canónigos conformaron un conjunto de excepcional
importancia para la ciudad de Granada. En 2000, se produjo un incendio en el
antiguo colegio y quedó arruinado. En el complejo, sombra de lo que fue en el
pasado hay, actualmente, un interesante museo y una residencia para sacerdotes.
El Sacro Monte
fue la cuna de varias cofradías de la Semana Santa granadina, que fueron
decayendo en el transcurso del tiempo, pero se atribuye a D. Vicente Casanova,
el resurgir de las mismas, a partir de 1926, para alcanzar el esplendor de
nuestros días.






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