San Antonio de Padua nació en Lisboa en 1195 y falleció en Padua en 1231. Fue un hombre de sólida formación, que formó parte de la orden de canónigos regulares de San Agustín, donde alcanzó fama de extraordinario predicador. Impresionado por la muerte de los primeros franciscanos, asesinados en Marruecos, decidió ingresar en la orden fundada por San Francisco, en la que trocó su nombre de Fernando Martim por el de Antonio.
Sigue siendo el
mayor taumaturgo de la historia y su proclamación como Santo fue la más rápida,
tras la de San Pedro Mártir, pues tuvo lugar antes de cumplirse el año tras su
fallecimiento. El Papa Pío XII lo proclamó Doctor de la Iglesia el 16 de enero
de 1946. Su culto goza de enorme popularidad en toda la Cristiandad y son muchas
las persona que acuden a su intercesión para la obtención de determinados
favores.
Su fiesta
litúrgica se celebra el 13 de junio y ese día numerosas personas se reunieron
en la iglesia del convento de Santa Clara de Borja para asistir a la Solemne
Eucaristía que presidió el párroco D. José María Sánchez Becerril.
Precedida por
la Exposición Solemne del Santísimo, la Eucaristía se inició poco después de
las siete de la tarde y, en la homilía, nuestro párroco hizo referencia a esa
acendrada devoción que le profesa en muchos lugares y que, en Borja, tiene su
mayor expresión en esta iglesia de Santa Clara, aunque también en la colegiata
de Santa María, donde, por la gran cantidad de limosnas que se recaudaban en la
cajeta situada bajo el lienzo existente en el claustro, era considerado el “mejor
feligrés del templo”. Fue D. Raúl Rivarés, en un artículo publicado en nuestro
Boletín, quien desveló un curioso error surgido tras su reemplazo, que volveremos
a recordar otro día.
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