La publicación del artículo dedicado a las fuentes del barrio y del hospital ha despertado mucho interés, por lo que hemos creído conveniente recuperar los artículos que hace 14 años dedicamos a las fuentes borjanas.
Una de ellas es la del Campo del Toro, un
espacio que, inicialmente, se encontraba fuera del casco urbano pero que, en el
siglo XVI, fue elegido para levantar la nueva Casa Consistorial. A pesar de
ello, continuó siendo una zona sin demasiadas viviendas, lo que hizo posible
que, en el siglo XVII, pudiera ubicarse allí el convento de agustinos
descalzos.
En la plaza estaba una de las tres
únicas fuentes que existieron en Borja, hasta 1800. En su origen, en esta plaza
existía un abrevador, conocido con el nombre de “Fondaizuelo” o “Fondizuelo”,
ubicado en lugar no determinado.
El Dr. D. Alberto Aguilera Hernández localizó
la capitulación realizada el 23 de agosto de 1562, entre el Justicia y Jurados
de Borja por una parte y el picapedrero Juan Ibargam, para la construcción de
esa fuente en el lugar donde estaba el abrevadero, cuyas piedras fueron
reutilizadas.
En concreto, se señala que el “arca”
donde se recoge el agua está junto a la pared del huerto de D. Jerónimo de Vera
y que la fuente ha de tener tres o cuatro caños, y los caños los “los ha de
recibir un abrevador como el que está allí mismo”. Ha de ser de la profundidad
suficiente para poder “hundir dentro del abrevador los cántaros, lo que fueren
por agua, como se hace en las Canales”.
En 1684, el agua sobrante, que hasta entonces se perdía, fue concedida al convento de capuchinos para que hicieran un “surtidor” en la carrera que ahora lleva el nombre de avenida Cervantes.
La fuente actual, situada en el
centro de la plaza, fue inaugurada el 31 de julio de 1887, siendo alcalde D.
Tomás Sánchez Saldaña, un ilustre médico borjano que tuvo que hacer frente a la
epidemia de cólera de 1885, y volvió a ser elegido alcalde en 1897. Del acto se
conservan fotografías y grabados, pues de ello se hizo eco la revista La Ilustración Española.
La fuente, fundida en la empresa zaragozana
Averly, con un bien labrado pilón en torno suyo, arrojaba el agua por los caños
y por los angelotes que la rodean. También funcionaba el surtidor superior,
constituyendo motivo de admiración para los vecinos.
Durante mucho tiempo fue el único elemento ornamental de la plaza que, en la fotografía superior tiene un aspecto bastante desolado, sin ningún árbol y con sólo las cuatro primeras farolas eléctricas que se instalaron.
Más tarde se llegó a cometer el
despropósito de utilizar a la propia fuente como soporte para la iluminación de
la plaza. En la fotografía puede verse la estructura metálica que se añadió con
las tres farolas a las que servía de apoyo. También se aprecian los primeros
árboles plantados.
El añadido duró poco, así como algunos
de los árboles. En esta nueva fotografía, relativamente reciente, pues ya ha
desaparecido el antiguo convento de agustinos y, en su lugar, se alza el
edificio de Ibercaja, los árboles sobreviven en uno de los lados y la fuente
permanece aislada.
Siendo alcalde D. Jesús Pellicer se
procedió a la urbanización de toda la plaza que tenía el aspecto que muchos de
nosotros hemos conocido. Fue, en su momento, una obra que tuvo gran impacto y
sobrevivió hasta que, durante uno de los primeros mandatos de D. Luis María
Garriga, se efectuó la reforma actual y se convirtió toda la plaza en un
espacio peatonal.
Esta es la situación actual de la
fuente que, en recientes ocasiones, sufrió los efectos del vandalismo, durante
dos celebraciones deportivas, provocando la rotura de varios de sus elementos,
afortunadamente reparados pronto.







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