Ayer, Heraldo de Aragón, en su sección “Hace 100 años”, recordaba el fallecimiento, en acto de servicio, del cabo de la Guardia Civil, comandante del puesto de Tabuenca, acaecido el 27 de noviembre de 1925. Como complemento de ese recordatorio, reproducimos el artículo que publicamos en este blog, dando amplia información de las circunstancias que rodearon aquel trágico suceso.
Con frecuencia,
los medios de comunicación difunden imágenes de rescates efectuados por la
Guardia Civil en condiciones extremas, que ponen de manifiesto su
profesionalidad y el riesgo que asumen para salvar las vidas de las personas.
Pero, hoy
queremos destacar el comportamiento de un modesto cabo, destinado en el puesto
de la Guardia Civil de Tabuenca, en tiempos muy diferentes, cuando el
cumplimiento de las órdenes había que llevarlo a cabo en condiciones muy
penosas, dado que los servicios se efectuaban a pie.
Era una época
en la que la Guardia Civil estaba presente en nuestra comarca, a través de una
serie de cuarteles que cubrían todas las carreteras de la zona. Uno de ellos
era el de Tabuenca, donde estaba destinado el heroico protagonista de la acción
que comentamos.
El 27 de
noviembre de 1925, salió del cuartel el cabo Gómez, acompañado del número
Escolástico Vela Cardiel, para para dar cumplimiento a la orden del Capitán
General de entregar una escopeta a un vecino de Trasobares. El día amaneció
nevado, con tendencia a empeorar, a pesar de lo cual decidieron realizar el
servicio.
Sorprendidos por una fuerte
ventisca, el cabo murió en aquellos parajes inhóspitos, mientras que su
compañero pudo llegar, al borde de la extenuación hasta Tabuenca, desde donde
dieron aviso al Jefe de la Línea de Borja, organizándose una expedición para
rescatar el cuerpo del infortunado cabo.
Su esposa, que estaba embarazada,
dio a luz tres meses después a un niño, al que pusieron el nombre de
Constantino, en recuerdo de su padre. Ese niño, educado en el Colegio de
Huérfanos de Valdemoro fue el primero, de esa procedencia, en alcanzar el empleo
de General.
Fue el General de Brigada de la
Guardia Civil D. Constantino Gómez González, al que, años después, el
Ayuntamiento de Tabuenca le concedió el título de “Hijo Adoptivo de la villa” y
le dedicó una calle, con el curioso nombre de “General Constantino”. Se honraba
así al ilustre miembro de la Benemérita, recordando al mismo tiempo el heroico
comportamiento de su padre.




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