Jorge Andía ha estado revisando el archivo de D. Federico Bordeje Garcés (1893-1978), conservado en el Centro de Estudios Borjanos, en el que destacan los numerosos artículos dedicados a la historia local. Muchos de ellos fueron publicados en diversos medios como el periódico Ecos del Moncayo o la revista Aragón.
Se conserva una recopilación de
todos ellos, bajo el título “Apuntes para la historia de Borja” fechado
en 1924. A pesar que algunos de sus pasajes este teñido de cierto romanticismo
y patriotismo local, debemos destacar el valor y la audacia de la obra.
Sin duda, se trata del primer testimonio moderno de la historiografía local, en el que muchas de sus tesis parten de la observación empírica y el estudio documental. Fue una obra precursora de esa asignatura todavía hoy pendiente en Borja, relacionada con el interés y el cuidado de su patrimonio histórico-cultural.
Pero hoy no queremos referirnos a
esos artículos, sino a una serie de dibujos que los acompañaban de forma
ilustrativa a una escala muy reducida como apoyo a la información ofrecida por
el texto. Sin embargo, en el archivo del Centro se conservan los dibujos
originales realizados a un tamaño mayor, así como otros, muchos de ellos
apuntes que ahora queremos dar a conocer.
Podemos dividir estos dibujos o
apuntes en dos bloques; el primer bloque es una serie de imágenes hipotéticas que,
a modo de secuencia, muchas veces imaginativa, intentan dar una visión general de
la evolución urbana de nuestra ciudad.
Otro segundo bloque corresponde a
distintos apuntes y dibujos realizados sobre el terreno que muestran la situación
de los restos conservados entre los años 20 y 30 del siglo pasado. En próximos
artículos nos referiremos a estos últimos, ya que nos parecen sumamente
interesantes si los completamos con otros testimonios de la época, como planos
o fotografías antiguas, para en ultimo termino hacer un ejercicio comparativo
con los restos conservados.
De las imágenes que describen
nuestra evolución urbana se conservan dos series, realizadas a plumilla y tinta
negra sobre papel; una es de pequeñas proporciones (12.5cm x 9 cm), a la que
pertenecen las imágenes anteriores. La otra es de dimensiones algo mayores
(20.5 cm x 13 cm), aunque ambas son muy similares y están fechadas en 1924.
A continuación, reproducimos una
selección de imágenes de esta segunda serie ya que sus mayores dimensiones nos
ofrecen mayor calidad y detalle.
Las dos primeras ilustraciones son
las más especulativas y en ellas D. Federico nos acerca a como imaginaba los
orígenes mas remotos de nuestra ciudad. La primera ilustración se corresponde
con la Borja primitiva y a esta le sigue la ibérica, en realidad celtibérica.
A esas le sigue una vista de la Borja romana, en la que ya aparecen elementos reconocibles, como las murallas del Cinto. También aparece una mansio que identifica con la Torre del Pedernal, edificio como veremos, al que dedicó especial atención.
A la Borja romana le siguen tres
imágenes de la Borja medieval, la primera se corresponde con la Borja árabe o
musulmana y a esta le sigue la Borja aragonesa. De este periodo además de una
vista general, destaca en otra lamina distintas edificaciones, como el claustro
de Santa María y la iglesia de San Miguel.
En próximos artículos trataremos
los apuntes de la Borja de principios del siglo XX, lo que nos permitirá
conocer la situación de nuestro castillo y otras edificaciones, hace un siglo,
invitando a la reflexión sobre nuestro pasado histórico y cultural pero sobre
todo teniendo presente la situación actual y el futuro.









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