jueves, 25 de septiembre de 2014

El hallazgo de un manuscrito aljamiado en Borja

            De nuevo, el Archivo de Filología Aragonesa, al que hemos aludido varias veces estos días, nos proporciona una noticia curiosa, relacionada con Borja. En este caso, en el artículo de Dª María José Ayerbe Betrán titulado “Ecos aragoneses en la literatura medieval española”. 


Poema de Yusuf

            Al tratar de la literatura aljamiada, (nombre con el que se conoce a los textos elaborados por los moriscos, en castellano, pero con grafía o caracteres árabes), se refiere al azar que ha presidido la recuperación de muchos de estos textos. En concreto, alude al Poema de Yúsuf (José), encontrado en una cueva de Morés, al casi centenar de códices que aparecieron, en 1884, al derribar una casa de Almonacid de la Sierra, y a un “Sermón de Ramadán” que fue encontrado en Borja.
            Aunque no se hacen constar las circunstancias de ese hallazgo, es posible que guarde relación con el que tuvo lugar, en 1854, en nuestra ciudad, del que dio noticia M. G Ticknor en su Historia de la Literatura Española, traducida al español en 1856 por el Académico de la Historia D. Pascual de Gayangos quien, en una nota del apéndice al tomo IV, describía las circunstancias del descubrimiento que, por su interés, reproducimos: 



Borja. Antigua morería

            “Hállase este poema aljamiado en un tomo de misceláneas arábigas, en 4º, de letra, al parecer, de fines del siglo XVI, y que, según nos han informado, procede de la villa de Borja, en Aragón, donde fue hallado en 1842 a vueltas de otros varios, al derribar unas casas que en lo antiguo fueron aljama o ayuntamiento de moriscos. El que los descubrió, hombre codicioso e ignorante, creyó desde luego, como en semejantes casos acontece, que aquellos libros eran otras tantos indicios de algún tesoro allí encerrado desde el tiempo de los moros; túvolos algunos años en su poder, reservándolos hasta de su propia familia, y sin dejarlos ver de personas que pudieran haberle desengañado acerca de su contenido, gastó no pequeña parte de su hacienda en hacer secretamente excavaciones que le condujesen a vista del supuesto tesoro; y a su muerte, ocurrida catorce años después, tan solo pudo hallarse el que ahora se describe. Hemos creído deber hacer esta digresión por ver si se puede poner coto a la especie de persecución que a todas horas y en todos los ángulos de la monarquía se está ejerciendo contra esta clase de monumentos escritos, que así pueden aumentar el caudal de nuestra literatura, como arrojar luz sobre la historia civil de aquella raza, resto de los antiguos conquistadores.
            Quien sea el autor del poema se ignora de todo punto; ninguna indicación hemos hallado en el resto del tomo, que se compone casi en su totalidad de fragmentos de libros castellano-arábigos, reunidos por el colector. El estilo y lenguaje, atendidas las razones ya expuestas en otro lugar, no parecen pertenecer al último tercio del siglo XVI, es decir, medio siglo después del poema de José”.
            Lo que ocurre es que este documento es descrito como “Poema anónimo en alabanza de Mahoma”, al que otros autores, como el argentino Miguel de Toro y Gómez, han calificado como uno de los monumentos más notables de la poesía aljamiada.
            El manuscrito se conserva, en la actualidad, en la Real Academia de la Historia, formando parte de la colección que perteneció al citado D. Pascual de Gayangos, adquirida por el Estado en 1896. En concreto, es el que lleva la signatura T-18 del citado fondo.
            Hemos de reconocer que ha sido la lectura de Archivo de Filología Aragonesa, la que nos ha puesto sobre la pista de lo que acabamos de relatar, así como sobre otros aspectos relacionados con los moriscos borjanos a los que dedicaremos otros artículos. 

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