Hoy
celebra la Iglesia la solemnidad de la Presentación del Señor en el templo, un
acontecimiento narrado en el Evangelio de San Lucas, en el que, de acuerdo con
la tradición judía el Niño Jesús fue llevado al templo, como todos los primogénitos,
para su rescate a cambio de dos tórtolas (ofrenda reservada a las familias
menos pudientes).
Al
cumplir los ocho días del Nacimiento tuvo lugar la Circuncisión y, al
transcurrir el período señalado para las parturientas, tuvo lugar la Presentación,
junto con la Purificación ritual de su madre María. De ahí, que en ese día se
asocie la Presentación del Niño con la Purificación de la Virgen.
Tras
el Concilio Vaticano II se ha reforzado el carácter de “Presentación”, aunque
en la antigüedad tuvo un carácter eminentemente mariano. De ahí que se hablase
más de la Purificación y que se resaltase con una procesión de candelas, en
alusión a esa vela que porta la Virgen en las representaciones iconográficas,
como en la que reproducimos del Museo de la Colegiata de Borja.
Según
la tradición, fue el Papa Sergio I, a finales del siglo VII, quien creó esa
procesión con candelas que, por otra parte, era una fiesta de la luz, tomando
como base las proféticas palabras pronunciadas por el anciano Simeón, sobre
cuya cabeza coloca el Niño su mano en la tabla reproducida. “Luz para alumbrar
a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”. Antes de esa época ya se celebraba
en Oriente, de donde pasó a la liturgia romana.
En
nuestra comarca, como en otros lugares, se bendecían las velas durante la Misa
y luego se conservaban en casa, como protección frente a las tormentas o de las
mujeres en parto.
En
Borja, los niños solían acudir a Santa María, dentro del horario escolar y,
posteriormente, los alumnos del colegio de Santa Ana siguieron acudiendo a San
Bartolomé. Ahora, celebra su fiesta la Asociación de Viudas “Virgen del Pilar”.
Por otra
parte, en Ainzón se bendice este día a las madres que han dado a luz en el
último año. En cualquier caso, estamos ante una fiesta eminentemente religiosa
que estuvo íntimamente vinculada al ciclo de la Navidad y que nunca tuvo una
proyección profana.
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