La ermita se levanta en el mismo lugar donde estuvo otra más antigua, edificada en recuerdo del milagro realizado por la Virgen, a través de unos peregrinos que visitaron su santuario del Puy de Francia para pedir agua, en momentos de una gran sequía. Está situada a un kilómetro de distancia del casco urbano y se llega a ella a través de un cuidado paseo.
Las obras del actual templo fueron sufragadas por el concejo de Mallén y se iniciaron en 1751, finalizando en 1768.
Se trata de un edificio de planta de cruz latina que, inicialmente, había sido proyectado de mayores dimensiones, quedando reducida su nave a dos tramos, aunque en la fachada del hastial se advierten las adarajas dispuestas para su pretendida ampliación.
Es de mampostería con encintados y verdugadas de ladrillo. El acceso se realiza por el hastial, a través de una puerta con arco curvilíneo, de medio punto con clave convexa. Sobre ella un gran óculo y rematando la fachada una espadaña.
La nave principal se cubre con bóveda de lunetos, al igual que la nave transversal y el presbiterio. Sobre el crucero se levanta una cúpula sobre trompas aveneradas, con tambor y ocho lunetos. . En las trompas, cuatro relieves en yeso policromado con San Antón, San Pablo ermitaño, San Francisco de Asís y San Jerónimo penitente.
A los pies dispone de coro y bajo él, un cancel de forja en el que aparece la fecha de 1866. A la izquierda del primer tramo se encuentra, cubierta con bóveda esquifada de lunetos.
La imagen de la Virgen se venera bajo un baldaquino de planta cuadrada con cuatro columnas de fuste liso, imitando jaspeados. Lo rematan las armas del concejo de Mallén.
El edificio acaba de ser restaurado por el Ayuntamiento de Mallén que, asimismo, ha acondicionado el entorno del que se han eliminado algunas construcciones anejas, creando un parque con equipamientos de calidad.
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