viernes, 28 de octubre de 2011

Fuentes de Borja: La fuente de Santo Domingo

            La plaza de Santo Domingo es de formación reciente. Hasta 1856 allí no había sino un espacio libre entre la puerta de Caldeavellanos, una de las existentes en el recinto murado, y el convento de dominicos que, por aquellos momentos, se encontraba abandonado, tras su desamortización en 1835. A la derecha del mismo, salía el camino del Polvorín, donde hoy se encuentra la calle Moncayo, que estaba poblado por una fila de árboles muy frondosos. El espacio que hoy ocupa la plaza estaba a un nivel más bajo y, en los días de lluvia, se formaba un lodazal donde chapoteaban los niños de las escuelas que habían sido instaladas en el antiguo convento.



            El primer edificio que se levantó fue una fábrica de aguardientes y, en 1858, comenzó a construirse el Parador de Frauca que, posteriormente, se convirtió en la Fonda del Comercio, derribada en nuestros días. Fue en esos momentos, cuando el ayuntamiento diseñó la plaza, elevando su nivel.




            Pero, la fuente tardó mucho tiempo en ser instalada. Hay diversas fotografías de la plaza sin fuente y, de hecho, en estos momentos ignoramos la fecha exacta de su colocación. Estaba constituida por un pilón redondo, con la fuente en el centro realizada en fundición, de la que partían los caños.





            En la actualidad ese núcleo central se encuentra instalado junto a la colegiata de Santa María, donde trasladada allí siendo alcalde D. Luis María Garriga. De dimensiones más reducidas su pilón es de ladrillo enlucido y nunca ha llegado a funcionar pues tiene filtraciones. Así continúa en la actualidad, con los inevitables contenedores en torno suyo.




            En la plaza de Santo Domingo se construyó una nueva fuente que tiene como motivo central una escultura dedicada a la Música. Realizada en mármol blanco, es obra de D. José Sanmartín y fue inaugurada solemnemente con asistencia de todas las agrupaciones musicales de la ciudad.


 
            Esta fuente fue reformada en 1928, como se hacía constar mediante una inscripción con letras en relieve que había en la parte superior. Posteriormente, volvió a ser reparada por la Excma. Diputación Provincial, siendo alcalde D. Vicente Compans, colocando entonces unos azulejos conmemorativos que, muy pronto, comenzaron a desprenderse.


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