Cuando
hace unos días, presentamos una espátula de bronce, recientemente incorporada a
las colecciones del Museo de Arqueología de Borja, hicimos alusión a otra pieza
relacionada con ella que se expondrá en la misma vitrina. Se
trata de este fragmento de lo que, en su origen, era una placa rectangular de
piedra pizarrosa que, a primera vista, pasaría desapercibido para muchas
personas.
Sin
embargo, en su parte posterior, se advierte que fue biselada para su encastre
en un estuche, probablemente de madera. En opinión de quienes la han estudiado
se trataría de una “paleta de ungüentos”, de época romana, utilizada con fines
cosméticos. Sobre su superficie, se depositaban los ungüentos que eran
aplicados en el rostro con la ayuda de una espátula.
De
hecho, en la parte anterior, puede apreciarse muy bien la excavación producida
por el roce continuado de esas espátulas con las que se tomaban las cremas
dispuestas sobre ella.
Hemos
querido destacar este hallazgo porque, en Arqueología, junto al interés de
muchas piezas “relevantes” existen otras “menores” cuya importancia radica en
la información que proporcionan a los especialistas sobre la vida cotidiana de
las personas que las utilizaron.
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