Ambel conserva en su iglesia parroquial de San Miguel una colección de reliquias, a cuyo patronazgo se encomendó, más tarde, la villa. El origen de la misma se remonta a 1549 cuando el comendador D. Pedro de Monserrat, de la Orden de San Juan de Jerusalén, a la que pertenecía la villa, donó al concejo una serie de relicarios, entre los que destacaba un Lignum Crucis, con un fragmento que el citado comendador había obtenido en Caspe. Allí se venera uno de los más importantes existentes en España, pues fue donado al Gran Maestre Fernández de Heredia por el Papa Clemente VII, del que era consejero personal.
También existe en Ambel otra reliquia destacada: uno de los clavos de la Cruz de Cristo. Se trata de una de las llamadas reliquias de contacto, elaboradas rozando el original con una reproducción fidedigna del mismo.
Otro de estos clavos se venera en el convento de Santa Clara de Borja, como dio a conocer Alberto Aguilera en Cuadernos de Estudios Borjanos LIII. Esta reliquia fue donada a las clarisas borjanas en la segunda mitad del siglo XIX por el Comisario General de la Orden, fray Dionisio Soria.
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