Con motivo de la presentación de la candidatura del Museo Diocesano de Zaragoza a los Premios Europa Nostra, el Presidente del Centro, acompañado por D. Leandro José Galindo Escolano, efectuó el pasado viernes día 11, una detallada visita a sus instalaciones.
Fueron atendidos por el Director científico del mismo y responsable del proyecto museográfico, D. Domingo J. Buesa Conde; los arquitectos D. Javier y Dª Sonsoles Borobio Sanchiz, del Estudio Bau, que han llevado a cabo las obras de restauración del edificio y su adecuación al nuevo cometido; Dª María del Carmen de Miguel Etayo, Directora Gestora; y D. Ernesto Meléndez Pérez, Ecónomo de la archidiócesis de Zaragoza.
El Museo que fue inaugurado el pasado 21 de marzo por S.A.R. la Infanta Dª Cristina es una obra se singular importancia en la que se ha sabido conjugar la recuperación de elementos arquitectónicos de gran valor, que se encontraban ocultos, con un espectacular montaje en el que, junto al interés de las piezas expuestas, se le ha dotado de un conjunto de audiovisuales que sorprenden al visitante por la calidad de su realización y por el aprovechamiento que en ellos se hace de la propia estructura del edificio.
En las tres plantas de que consta el Museo, instalado en el palacio episcopal, con entrada por el paseo de Espoz y Mina, se distribuyen las 15 salas de que consta, con más de 5.000 metros cuadrados de superficie, en las que pueden contemplarse alrededor de 300 piezas. Por lo que respecta a nuestra zona, se expone el olifante de Gastón de Bearn a quien la tradición señala como el reconquistador de Borja. También una preciosa pieza procedente de la parroquia de Luceni.
Cada una de las salas constituye una sorpresa para el visitante, destacando entre ellas la que pudo ser el aula episcopal construida por el arzobispo D. Dalmau de Mur, un recinto espectacular en el que se ha recuperado una parte importante de su antigua decoración gótica. En la misma planta, la capilla de D. Hernando de Aragón y, en la segunda, las estancias del palacio mudéjar con su alfarjes decorados. El recorrido termina en el Salón de Trono, situado en la tercera planta, donde se muestra la sede que utilizó el beato Juan Pablo II, durante su visita a Zaragoza, en 1982.
Sin lugar a duda, nos encontramos ante uno de los mejores museos de Arte Religioso existentes en la actualidad en el que, como hemos señalado, dialogan perfectamente, los restos arquitectónicos con el contenido expositivo y las nuevas tecnologías que adquieren un protagonismo singular. Un museo, en suma, para ser visitado y disfrutado.
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