sábado, 27 de febrero de 2016

Artículo de Isidro Aguilera en Palaeohispanica


            El último número de Palaeohispanica, la revista sobre Lenguas y Culturas de la Hispania Antigua incluye un artículo de Isidro Aguilera Aragón, escrito en colaoración con Carlos Jordán Cólera, titulado “Dos nuevos grafitos celtibéricos procedentes de Burzau (Borja, Zaragoza).
            Isidro Aguilera es el responsable de la Sección de Arqueología del Centro de Estudios Borjanos y responsable, desde hace muchos años, de las investigaciones arqueológicas en nuestra, fruto de las cuales fue la creación del Museo Arqueológico de Borja cuyo proyecto museográfico fue elaborado por él. En la actualidad es conservador del Museo de Zaragoza y última su tesis doctoral sobre el conjunto de cuevas y abrigos que ha localizado en la Muela Alta de Borja.

            Por su parte, el Prof. D. Carlos Jordán Cólera es Profesor Titular del Área de Conocimiento de Lingüística Indoeuropea del Departamento de Ciencias de la Antigüedad de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, estando acreditado como Catedrático de Universidad. Realizó el Doctorado en Filología Clásica en la Universidad de Salamanca sobre “Relaciones dialectales entre el itálico y el griego” y es autor de diferentes trabajos en el ámbito de su especialidad. 




            En el artículo al que estamos haciendo referencia, los autores dan noticia de dos inscripciones encontradas en las excavaciones realizadas en el entorno de la Torre del Pedernal, durante los años 1986 y 1987. En ellas se pusieron de al descubierto restos pertenecientes a la parte posterior de una gran domus (casa) alto imperial y, lo que es más significativo, la presencia bajo ellos de potentes niveles arqueológicos celtibéricos, lo que representó una sorprendente novedad ya que, hasta ese momento, se creía que la ciudad celtibérica se encontraba circunscrita a las alturas de los cerros de la Cueva Esquilar y de la Corona. El hallazgo venía a modificar, por lo tanto, los límites y extensión de Burzau, adquiriendo dimensiones insospechadas.
            Los grafitos estudiados aparecieron en un fragmento de cerámica de tipo celtibérico, de color marrón claro amarillento, con un fino engobe del mismo tono, y en la base de un vaso de cerámica calena de barniz negro.
Junto con una propuesta de interpretación de ambas inscripciones, en realidad sólo puede considerarse como tal a la primera, pues la segunda se limita a un único signo, en el artículo se recuerdan otros grafitos hallados en Borja, en pesas de telar o en cerámica negra, que se exponen en el Museo Arqueológico de nuestra ciudad  y que fueron dados a conocer en Cuadernos de Estudios Borjanos.

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