La
serie que hemos iniciado sobre deportistas borjanos, a raíz del hallazgo de un
pequeño fondo de fotografías sobre algunos de ellos, ha despertado interés
tanto entre nuestros lectores, como en algunos medios de comunicación y ayer
Aragón Radio grabó una entrevista con nuestro Presidente sobre el artículo que
publicamos de Sabas y los hermanos Catarecha.
Hoy
recordamos a otro de los grandes, el portero Juan José Nogués Portalatín “Pepe Nogues” del que hemos encontrado
esta imagen en la que aparece vistiendo la camiseta del Barcelona C. F. en el
que militó.
Del
famoso guardameta se conservan otras muchas imágenes, la más importante de las
cuales corresponde al retrato que, en 1930, le realizó D. Baltasar
González, que incluimos en el catálogo
de sus obras que publicó el Dr. D. Juan Carlos Martínez Calahorra.
Nogués
había nacido en Borja el 28 de marzo de 1909 y, desde pequeño, destacó por sus
portentosas facultades atléticas. Por eso, cuando en 1923 se fundó el primer
equipo de fútbol local, fue uno de los primeros que se incorporaron al mismo
como extremo derecho. Sin embargo, al lesionarse el meta titular, Nogués le
reemplazó y desde ese momento jugó siempre como portero.
En la temporada 1928-1929, percatándose de su valía lo
fichó el Patria de Zaragoza, un
equipo que al fusionarse con el Iberia,
dio origen al Real Zaragoza.
En
la temporada de 1929-30 pasó al Barcelona C. F. como sustituto del legendario
Platko, donde llegó a convertirse en el jugador que más partidos disputó en
competiciones oficiales, por encima incluso de Samitier, pues llegó a defender
la portería azulgrana en 285 ocasiones, convirtiéndose en uno de los grandes
guardametas de una época en la que destacaba la figura excepcional de Ricardo
Zamora.
No
es de extrañar, por lo tanto, que Amadeo García Salazar lo convocara para
formar parte de la selección que participó en el Campeonato Mundial de Italia,
en 1934, donde disputó su primer y único partido como internacional, por lesión
del titular, que era Zamora.
Fue
con ocasión del partido contra la selección anfitriona, Italia. Un encuentro
durísimo jugado en presencia de Mussolini, en el que Giuseppe Meazza le marcó
un gol, tras cargar y obstaculizarle. El árbitro no se atrevió a pitar la falta
y dio como válido el tanto, lo que originó una violenta pelea en la que resultó
herido Quincoces. Pero los españoles se crecieron y el sevillista Campanal
llegó a empatar. En este caso, el colegiado anuló el tanto que podía poner en
peligro la continuidad de los italianos y el enfado del Duce.
La
guerra civil le sorprendió en Barcelona, donde continuó jugando y trabajando
como taxista. Al término de la contienda fue detenido, pero poco después lo
pusieron en libertad, gracias al informe favorable de un sacerdote al que había
protegido anteriormente.
En
1941 se hizo cargo del Barcelona, abocado al descenso y al que salvó, llegando
a ganar la Copa del Generalísimo en 1942 y quedando finalista al año siguiente.
Fue
cesado en 1944, pero en 1947 pasó a entrenar al Gimnástic de Tarragona, época a
la que pertenece esta excelente fotografía, de la página oficial del club, poco
conocida. En 1954, se hizo cargo del Espanyol de Barcelona, donde estuvo tres
temporadas, antes de fichar por el Sporting de Gijón al que entrenó durante las
temporadas 1952-53 y 1953-54. Su último equipo fue el Lleida, de Segunda
División, donde estuvo entrenando en la temporada 1954-55.
Al
término de la misma volvió a Tarragona, en compañía de su mujer y sus dos
hijas, dedicándose a la pesa a bordo de un barco de su propiedad. Los últimos
años de su vida transcurrieron en Palma de Mallorca, donde falleció en 2000,
según nuestros datos, aunque en sus reseñas biográficas aparece la fecha del 2
de julio de 1998.
Sus
cenizas fueron trasladadas a Borja, donde tiene dedicada una calle, desde 2007,
y se le recuerda como uno de los grandes deportistas que ha dado nuestra
ciudad.
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