Que los drones iban a convertirse en un complemento de gran utilidad para muchas de nuestras actividades era algo que ya se intuía hace tiempo y que, ahora, es ya una realidad. No es de extrañar, por lo tanto, que nuestro Presidente, consiguiera el título de piloto de estos dispositivos hace ya años en una prestigiosa universidad andaluza. Pero, la razón de este artículo ha sido el reportaje aparecido, el pasado lunes, en El Periódico de Aragón, sobre el uso de drones por parte de dos jóvenes emprendedoras de nuestra comarca.
Una de ellas es Ana Angoy Cánovas, abogada
y agricultora en Borja que adquirió un dron (de unos 25 kilos) y, tras realizar
el curso correspondiente, a través de la Federación de Asociaciones de Mujeres
Rurales, lo viene utilizando asiduamente para el control de sus fincas de
olivos, almendros y viña, lo que le permite comprobar su estado, sin tener que
desplazarse hasta ellas.
Las otras protagonistas son Natalia
Láinez y Lucía Ibáñez, dos apicultoras que se instalaron en Talamantes, donde
tienen 700 colmenas, donde viven alrededor de 21 millones de abejas. Para la
vigilancia de todas ellas, incorporaron un dron y, a través de Fademur, Natalia
obtuvo el certificado oficial de piloto.
La empresa que pusieron en marcha se
llama “Abejas del Moncayo” y no se dedica a la elaboración de miel, sino a la
cría de abejas reina que distribuyen a numerosos lugares. Es algo sumamente
interesante y los interesados pueden conocer el proceso, a través de esteenlace con su Facebook, pero quizás le dediquemos un artículo expreso.
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