Como en todas las fiestas, la salida de la comparsa de cabezudos (en este caso sin gigantes) es uno de los actos que despiertan mayor interés. Así ocurrió ayer, a pesar de las altas temperaturas que se registraban a mediodía.
De nuevo fue Nuria Dabos la reportera
encargada de inmortalizar el acto, logrando reflejar algo insólito: los
cabezudos sentados frente a la iglesia de San Bartolomé, rodeados por todos los
que se resguardaban, a la sombra, del rigor de los rayos solares.
La charanga “El Carajillo” puso la nota
musical y los danzantes, con sus características camisetas, colaboraron activamente
para que todo saliera perfectamente. Ellos eran quienes repartían caramelos
entre esos jóvenes corredores que citan a los cabezudos y hasta los recortan.
Como en San Fermín, los hay que corren
a distancia, mientras que otros se acercan sin miedo, aunque sea acompañados
por sus padres.
En cierto modo, en la comparsa hay unos
integrantes que tienen especial significado: el Berrugón es el primer cabezudo
ya que, junto a la Morica, fueron creados en 1897. Por su parte, el Napoleón es
el símbolo de la comparsa creada por la cofradía de San Bartolomé, ahora
integrada a la municipal.
Después, han ido sumándose otros,
algunos de los cuales ha fotografiado Nuria, con el buen gusto de no ofrecer
imágenes del que, para muchos, es considerado la expresión patente de una
blasfemia y cuya exhibición suele tener funestas consecuencias.
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