jueves, 19 de junio de 2014

El Corpus Christi en Borja


            Hoy jueves, se celebra en algunos lugares la solemnidad del Corpus Christi como era tradicional. “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”. Sin embargo, al haber dejado de ser fiesta laboral, en la mayor parte de España se ha trasladado al próximo domingo, como ocurre en nuestra ciudad.
            Precisamente, en el último número de Cuadernos de Estudios Borjanos se incluye un artículo de D. Alberto Aguilera Hernández sobre la procesión del Corpus Christi en Borja que, sin lugar a dudas, era la más importante del año litúrgico.

            En el trabajo se analiza detalladamente su evolución, a partir de la documentación conservada, aunque hemos de señalar que las fuentes no son demasiado explícitas a la hora de reflejar aspectos concretos, ni tampoco conservamos muchas imágenes de la misma.




Lo que sí sabemos es que, en ella, participaban todas las cofradías con sus pendones, así como las cruces de las distintas iglesias y comunidades religiosas, planteando con frecuencia problemas a la hora de establecer el orden en el que debían desfilar.
            También figuraban en la comitiva diversas peanas con los bustos o “cabezas” de diversos santos que, a lo largo del tiempo, fueron sufriendo diversas modificaciones de acuerdo con las devociones propias de cada momento.



            Eran peanas muy sencillas y resulta especialmente llamativa la forma en que, a comienzos del siglo XX, era llevada la imagen de la Virgen de la Peana que, años más tarde, se convirtió en Patrona de la ciudad. 




            Una de las características del desfile eran las tres paradas que realizaba en la plaza del Mercado, la plaza del Olmo y la de San Francisco, donde se situaban estrados adornados con flores y desde los que se impartía la bendición con el Santísimo. Esta costumbre fue, poco a poco, perdiéndose, así como la entregar unos pequeños ramos a las autoridades que asistían a la procesión.
            De hecho, muy poco queda de la brillantez de antaño, cuando la custodia era portada en una peana, bajo palio, portada exclusivamente por sacerdotes (había entonces un buen número de ellos en nuestra ciudad) y escoltada por la Guardia Civil en traje de gala.



            Cuando fue creada, a finales del siglo XIX, abría la procesión la comparsa de gigantes y cabezudos, costumbre que también se ha perdido. En los últimos años y ante la decadencia experimentada, no han faltado voces que plantean la posibilidad de recuperar alguna de estas tradiciones, algo que no resulta demasiado sencillo en las circunstancias actuales.
            Finalmente, hay que señalar que las referencias citadas corresponden a la procesión que organizaba la colegiata de Santa María, pues la parroquia de San Bartolomé e, incluso, los conventos, también celebraban el Corpus, aunque en fechas diferentes.

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