lunes, 3 de julio de 2023

Un aviador canadiense en Palma de Mallorca

         En el cementerio de Palma de Mallorca está sepultado un buen número de militares españoles e italianos. A estos últimos les dedicaremos un próximo artículo. Pero hoy queremos recordar a un aviador canadiense que murió en Palma en extrañas circunstancias.



         Se trataba del Sargento Claude Samuel Hunt, de 23 años, un voluntario de la Reserva de la RAF, que formaba parte de la tripulación de un aparato Vickers Wellington, que se vio obligado a tomar tierra en Formentera. En el nicho donde está enterrado, junto con sus datos, aparece una transcripción de versículo 5 del capítulo 26 del profeta Isaías que, en su actual versión española, no corresponde exactamente a la inglesa: “su ánimo esta firme y mantiene la paz”, pues la traducción aproximada de lo grabado en la lápida sería “Tú mantendrás mi perfecta paz”.

 

El Vickers Wellington fue un bombardero bimotor británico de largo alcance , que entró en servicio en 1936 y que, durante la II Guerra Mundial, fue ampliamente utilizado para bombardeos diurnos y nocturnos, hasta que fue reemplazado por otros aparatos mayores y con mejores prestaciones como los Lancaster. Sin embargo, continuó prestando servicio para otras misiones, especialmente antisubmarinas.

 

         El aparato en el que volaba el joven canadiense pertenecía al 57 Squadron de la RAF, una unidad que aún subsiste con este distintivo. Había estado destacado en Francia al principio de la guerra, pero tras la caída del frente fue trasladado a la base de Feltwell, en el condado de Norfolk.

 

De esa base que aún está activa en la actualidad partió en marzo de 1941 el aparato Vickers Wellington, numeral W5652, con destino a Oriente Medio. Su tripulación estaba integrada por el Jefe de Escuadrón George Forbes Rodney, de la Real Fuerza Aérea Canadiense, como piloto; el Teniente Edward Mansell Child-Villiers, como copiloto; el sargento Graham Henry Burge, que era el operador radio; los sargentos Edward Herritey y Norman A. Horrocks, como artilleros y el sargento canadiense Claude Samuel Hunt , que era el observador.

 

         Tras repostar en la base de Stradishall, una localidad del condado inglés de Delaware Suffolk, reemprendieron el vuelo en dirección a Gibraltar. Pero, cuando sobrevolaban las Baleares (ignoramos a qué respondía la elección de esa ruta), el 27 de abril de 1941, el piloto se vio obligado a realizar un aterrizaje forzoso en Formentera, por un problema mecánico, lográndolo en un campo cerca de Es Caló, sin que ningún miembro de la tripulación sufriera daños.

 


         De acuerdo con el protocolo establecido para estos casos, la tripulación prendió fuego al aparato, del que quedaron parte de los motores y la estructura del fuselaje. Los restos fueron remolcados, por el Ejército del Aire, y tras diversas peripecias, terminaron en la base de Cuatro Vientos. No deja de sorprendernos esa actuación que parece demostrar la poca confianza que los británicos tenían en las autoridades españolas.

         Todos los tripulantes fueron internados y cuando el piloto intentó escapar, para regresar a Inglaterra, fue capturado. La sorpresa la protagonizó el otro canadiense, Claude Samuel Hunt, al aparecer muerto en la habitación del hotel. Se le practicó la autopsia para establecer la causa de muerte que fue certificada como provocada por un atragantamiento, algo sumamente extraño. Pero el joven aviador tuvo que ser enterrado en el nicho al que hemos hecho mención al inicio de este artículo. 

         Respecto al piloto George Forbes Rodney, que intentó evadirse, hemos sabido que había nacido en Calgary (Canadá) el 14 de junio de 1912, aunque era de padres escoceses. Después de la guerra siguió en el servicio activo, como comandante, hasta su retiro. Falleció el 16 de enero de 1971 en Brentwood Bay, Columbia Británica (Canadá).


 

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