En el cementerio de Palma de Mallorca está sepultado un buen número de militares españoles e italianos. A estos últimos les dedicaremos un próximo artículo. Pero hoy queremos recordar a un aviador canadiense que murió en Palma en extrañas circunstancias.
Se trataba del Sargento Claude Samuel
Hunt, de 23 años, un voluntario de la Reserva de la RAF, que formaba parte de
la tripulación de un aparato Vickers Wellington, que se vio obligado a tomar
tierra en Formentera. En el nicho donde está enterrado, junto con sus datos,
aparece una transcripción de versículo 5 del capítulo 26 del profeta Isaías
que, en su actual versión española, no corresponde exactamente a la inglesa:
“su ánimo esta firme y mantiene la paz”, pues la traducción aproximada de lo
grabado en la lápida sería “Tú mantendrás mi perfecta paz”.
El Vickers Wellington fue un bombardero bimotor
británico de largo alcance , que entró en servicio en 1936 y que, durante la II
Guerra Mundial, fue ampliamente utilizado para bombardeos diurnos y nocturnos,
hasta que fue reemplazado por otros aparatos mayores y con mejores prestaciones
como los Lancaster. Sin embargo, continuó prestando servicio para otras
misiones, especialmente antisubmarinas.
El aparato en el que volaba el joven
canadiense pertenecía al 57 Squadron de la RAF, una unidad que aún subsiste con
este distintivo. Había estado destacado en Francia al principio de la guerra,
pero tras la caída del frente fue trasladado a la base de Feltwell, en el
condado de Norfolk.
De esa base que aún está activa en la actualidad partió en
marzo de 1941 el aparato Vickers Wellington, numeral W5652, con destino
a Oriente Medio. Su tripulación estaba integrada por el Jefe de Escuadrón
George Forbes Rodney, de la Real Fuerza Aérea Canadiense, como piloto; el
Teniente Edward Mansell Child-Villiers, como copiloto; el sargento Graham Henry
Burge, que era el operador radio; los sargentos Edward Herritey y Norman A.
Horrocks, como artilleros y el sargento canadiense Claude Samuel Hunt , que era
el observador.
Tras repostar en la base de Stradishall,
una localidad del condado inglés de Delaware Suffolk, reemprendieron el vuelo
en dirección a Gibraltar. Pero, cuando sobrevolaban las Baleares (ignoramos a
qué respondía la elección de esa ruta), el 27 de abril de 1941, el piloto se
vio obligado a realizar un aterrizaje forzoso en Formentera, por un problema
mecánico, lográndolo en un campo cerca de Es Caló, sin que ningún miembro de la
tripulación sufriera daños.
De acuerdo con el protocolo establecido
para estos casos, la tripulación prendió fuego al aparato, del que quedaron
parte de los motores y la estructura del fuselaje. Los restos fueron
remolcados, por el Ejército del Aire, y tras diversas peripecias, terminaron en
la base de Cuatro Vientos. No deja de sorprendernos esa actuación que parece
demostrar la poca confianza que los británicos tenían en las autoridades
españolas.
Todos los tripulantes fueron internados
y cuando el piloto intentó escapar, para regresar a Inglaterra, fue capturado.
La sorpresa la protagonizó el otro canadiense, Claude Samuel Hunt, al aparecer
muerto en la habitación del hotel. Se le practicó la autopsia para establecer
la causa de muerte que fue certificada como provocada por un atragantamiento,
algo sumamente extraño. Pero el joven aviador tuvo que ser enterrado en el
nicho al que hemos hecho mención al inicio de este artículo.
Respecto al piloto George Forbes
Rodney, que intentó evadirse, hemos sabido que había nacido en Calgary (Canadá)
el 14 de junio de 1912, aunque era de padres escoceses. Después de la guerra
siguió en el servicio activo, como comandante, hasta su retiro. Falleció el 16
de enero de 1971 en Brentwood Bay, Columbia Británica (Canadá).
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