miércoles, 3 de enero de 2024

Libros recibidos 677

 

         El Rolde de Estudios Aragoneses nos ha remitido la obra de Mariano Lasheras, que lleva por título Las palabras olvidadas. Antología incompleta de literatura escrita por mujeres (hasta el siglo XV), fruto de un trabajo de investigación del autor que se ha prolongado durante más de tres años.

         A través de sus páginas desfilan muchas mujeres que “se valieron de la escritura para expresar lo vivido, lo sentido o imaginado”. Las hay de diversa condición y procedencia, desde la lejana Sumeria, hace unos 4.000 años, hasta las tierras de al-Ándalus.

         El libro tiene 338 páginas, varias de ellas con ilustraciones y una amplia bibliografía. Incluye también un apéndice dedicado a escritoras aragonesas, entre las que se menciona a sor Mariana Sallent, aunque le da el nombre de “María”, que no es el suyo.

         Libro interesante y bien documentado que ofrece un amplio panorama de un buen número de escritoras de todos los tiempos, que merece la pena leer.


         Remitida por el Frente de Afirmación Hispanista, nos ha llegado la obra, publicada por Ediciones Rondas, en 1986, con el título de El Quijote de Benjumea. Incluye, como introducción, un trabajo del Presidente del Frente, Fredo Arias de la Canal, sobre un “Intento de psicoanálisis de Cervantes”, en el que se analiza la compleja personalidad del gran escritor.

         Pero, el cuerpo principal del libro está dedicado a reproducir el que, en 1878, publicó Don Nicolás Díaz de Benjumea con el título de La verdad sobre El Quijote. Novísima historia crítica de la vida de Cervantes.

 

         Es interesante recordar que Nicolás Díaz de Benjumea (1829-1884) fue un abogado y periodista, que residió en Londres, durante varios años, y en España creo y dirigió prestigiosas revistas.

         Dedicó buena parte de su vida al estudio de la obra de Cervantes, desde una perspectiva casi esotérica, intentando encontrar el sentido oculto de El Quijote. Su “cervantismo” fue criticado por autores posteriores, pero su personalidad ha merecido trabajos de interés. Queremos recordar que fue quien atribuyó el llamado “Quijote de Avellaneda” al dominico Juan Blanco de Paz, gran enemigo de Cervantes, aunque esta teoría no ha logrado la aceptación de los especialistas.



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