Ayer, el importante grupo de personas que, bajo el lema de “Viajeros por el mundo” ha visitado Borja y su entorno durante los tres últimos días, tras la visita a Bodegas Borsao, quiso conocer el Santuario de Misericordia.
Al margen de
la anécdota que constituye el principal motor de atracción hacia ese lugar para
muchas personas, lo que realmente les impresionó fue ese conjunto monumental,
constituido por el “Caserón” y la iglesia del Santuario. Como tantas veces
hemos señalado es imposible encontrar un establecimiento hostelero que lleve
funcionando, ininterrumpidamente, desde el siglo XVI y, sobre todo, el que su
arquitectura haya permanecido prácticamente inalterada, lo que, en opinión de
los especialistas, reúne un potencial enorme.
Tras la comida efectuada en un
restaurante de Bulbuente, el recorrido culminó en el monasterio de Veruela que
casi ninguno conocía, por lo que la sorpresa fue enorme, a pesar de que, por la
premura de tiempo y por las circunstancias por las que atraviesa el monumento
no pudimos recorrerlo detenidamente.
Cerramos allí unos días muy intensos en
los que nuestros ilustres visitantes han ido de sorpresa en sorpresa,
estableciendo unos lazos con nuestra comarca que, en el futuro, darán frutos
importantes.
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