Son varias las personas de nuestra comarca relacionadas con el Rosario de Cristal de Zaragoza. Concretamente, una de ellas fue Mariana Velilla, natural de Ambel, a la que se le suele mencionar como precursora del mismo ya que, en el año 1756, inició con siete personas el rezo del llamado Rosario de la Aurora en la Santa Capilla del Pilar, con la autorización del Cabildo Metropolitano.
Pero, la creación del actual Rosario de
Cristal se debió a la iniciativa del canónigo D. José María Pra y Duarte,
nacido el 20 de abril de 1839 en Magallón. En nuestro Diccionario Biográfico le
dedicamos una reseña, resaltando esa circunstancia, pero ahora hemos encontrado
en la Gazeta de Madrid, una reseña más amplia de su trayectoria,
publicada con ocasión de su nombramiento como Arcipreste del Pilar.
Tras cursar los estudios eclesiásticos
en el seminario de Zaragoza, se graduó como Licenciado y Doctor en Teología, en
1886, en Seminario Central de Valencia. Con anterioridad había sido párroco de
Vinaceite, en 1865, donde permaneció diez años, sirviendo al mismo tiempo como
regente de la parroquia de Almachuel.
El 3 de enero de 1876 tomó posesión de
un beneficio en la Santa Iglesia Metropolitana de Zaragoza y, en 1882, tomo
posesión de una canongía en la catedral de Gerona. En 1886, obtuvo la dignidad
de Chante de la catedral de Vic y, por Real Decreto de 9 de enero de 1886, fue
nombrado Abad de la Magistral de Alcalá de Henares, aunque sin tomar posesión de
esa plaza fue promovido a la dignidad de Maestrescuela de la Metropolitana de
Zaragoza, siendo nombrado Arcipreste en 1902.
Ese fue el hombre que cuando, en 1888, fue
fundada la cofradía del Santo Rosario, se hizo cargo de la presidencia de la
misma y el 7 de junio de 1889, propuso la creación de un Rosario de Cristal,
siendo acogida su idea con gran entusiasmo, logrando recaudar, mediante
suscripción popular, los fondos necesarios para su fabricación que se llevó a
cabo con gran celeridad, pudiendo desfilar por primera vez ese mismo año, los
primeros faroles.
La materialización de ese proyecto
corrió a cargo del arquitecto D. Ricardo Magdalena, que fue quien diseñó los
faroles, fabricados después en el taller de D. León Quintana y es interesante
recordar que los padres de Magdalena eran de Borja, por lo que no deja de ser
llamativo que, el precedente del Rosario de Cristal, fuera la devoción de una
mujer de Ambel; que el impulsor fuera un sacerdote de Magallón, y que su diseño
fuera obra de un arquitecto de familia borjana. A todo ello hay que añadir que
la fundación del Museo del Rosario de Cristal fue impulsada por el capellán D.
José Melero Navarro, natural de Bisimbre.
Pero Magallón aún tiene otra vinculación
muy especial con el Rosario, porque el farol del Cuarto Misterio Doloroso,
correspondiente a "Jesús Camino del Calvario", fue donado por la
villa de Magallón, uniendo de esa manera la devoción de sus gentes por la
Virgen del Pilar y por su Patrón, "El Santo Cristo" cuya iconografía,
con la cruz a cuestas, reproduce esta misma escena. Acompañado al farol que
lleva el escudo de la villa, van todos los años, según información oficial, las
Parroquias de Magallón, Bureta, Alberite de San Juan, Bisimbre, Mallén, Ainzón
y Pozuelo de Aragón, junto con otras asociaciones y entidades.
La historia de ese farol está
unida a la de otro canónigo: D. Lázaro Bauluz y Bea, que había nacido en
Magallón en 1825 y que, según nos informó D. Elisardo Pardos Bauluz, fue quien
financió ese farol.
Era hijo de D. Felipe Bauluz y Sanz de Villaragut, miembro de
una destacada familia de infanzones, y de su segunda esposa Dª María Bea,
perteneciente a la familia propietaria de la pardina de Gañarul. Tras cursar
los estudios eclesiásticos, inició una brillante carrera en la que llegó a ser
distinguido con la dignidad de Prelado Doméstico de Su Santidad y Protonotario
Apostólico. Profesor de Filosofía y Derecho Canónico, ejerció como Secretario
de Cámara de tres arzobispos de Zaragoza. Obtuvo después una plaza de canónigo
en la catedral de Barcelona, donde fue elegido Arcediano del cabildo.
Finalmente, pasó como canónigo a la Seo zaragozana, siendo elegido Deán de su
cabildo.
En Magallón era conocido como “el Deán” y allí se retiró tras
su jubilación, residiendo en la casa que tenía, junto al convento de dominicos
y frente a la casa de los Pérez Cistué. No mantenía tratos con el resto de su
familia, a raíz de un pequeño incidente con el hijo de su hermanastro, al que
hizo “guardar antesala” cuando fue a visitarle a Zaragoza, detalle que no le
perdonaron. Por este motivo, el deán dejó todos sus bienes a sus caseras.
Falleció en Magallón el 3 de mayo de 1906 y está enterrado en el cementerio de
Magallón. En la lápida, que reproducimos arriba, hizo constar todos sus títulos
y dignidades.
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