En Borja todavía subsisten muchas de las antiguas cofradías fundadas en el siglo XVII, como asociaciones gremiales. Una de ellas es la de Santa Lucía, creada el 11 de abril de 1658 por los espadadores, artesanos que trabajaban el cáñamo con la espadilla, un instrumento con una hoja de madera plana y un mango del mismo material del que se conserva un ejemplar en el Centro de Estudios Borjanos.
Estas cofradías, además de regular el ejercicio de la profesión, proporcionaban ayuda a sus miembros, en caso de necesidad. Disponían de capilla propia en la colegial, donde se enterraban los cofrades, regulando de manera minuciosa la asistencia a la exequias de los que fallecían.
Las cofradías participaban en muchos de los actos públicos que tenían lugar en la ciudad y, de manera especial, en las procesiones del Corpus y en el Entierro de Cristo. En este último caso, la cofradía de Santa Lucía lleva el paso de María Magdalena que desfila tras el arca, integrado en el llamado “Duelo del Señor”, junto a la Virgen y a la Verónica.
Perdido su primitivo carácter, la cofradía subsiste con carácter devocional, con capilla propia y, cada año, celebra la fiesta de su titular el 13 de diciembre. El eje central de la celebración es la Misa en la colegiata y la procesión con la imagen de la Santa. La víspera tiene lugar el traslado de la imagen de Santa Lucía dese la casa de los mayordomos y, tras el rezo del Santo Rosario, se lleva a cabo la veneración de la reliquia y la bendición de las tradicionales rosquillas que adquieren los devotos. Ese mismo día tiene lugar la Junta General de la cofradía de la que se levanta la correspondiente Acta que queda reflejada en el Libro de la Cofradía.
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